193
Non quiso, magüer mozo, darse ningún vagar;
Comenzó a los moros muy fuerte guerrear,
Movióse con sus gentes, a Carazo fué cercar,
Una sierra muy alta e muy firme castellar.
194
El Conde castellano con todos sus varones
Combatían las torres a guisa de infanzones;
De dardos e de lanzas peleaban los peones,
Facían a Dios servicio de puros corazones.
195
Non se podían los moros por cosa defender
En ante que Almozore los pudiese acorrer;
Hobiéronse los moros por fuerza a vencer,
Hobieron los cristianos las torres en poder.
196
Llegó Almozore luego al apellido,
Supo cómo había a Carazo perdido;
Dijo: ya firme soy del Conde mal traído;
Si dél no he derecho, en mal hora fui nascido.
197
Envió por la tierra a gran priesa troteros,
Unos en pos de otros, cartas e mensajeros,
Que veniesen aína peones e caballeros,
Que sus reyes veniesen luego en los delanteros.
198
Cuando fueron con él juntados sus varones,
Reyes e ricos homes e muchos infanzones,
Si todos los contásemos, caballeros e peones,
Seríen más por cuenta de cinco mil legiones,
199
Cuando hobo Almozore su poder ayuntado,
Movió para Castilla, sañudo e mucho airado;
Había muy fieramente al Conde amenazado,
Que non fincaría tierra que non fuese buscado.
200
Había aquestas nuevas el Conde ya oído
Cómo era Almozore para venir movido;
De toda el Almería traía el apellido,
Mayor poder nunca viera home nascido.
201
Envió por Castilla apriesa los mandados,
Que fuesen en uno todos con él juntados;
Fizo saber las nuevas a sus adelantados
Como de Almozore eran desafiados.
202
Fabló con sus vasallos en qué acordarían,
Que quería oír a todos qué consejo le darían,
Si querían ir a ellos o los atenderían,
o cuál sería la cosa que por mejor ternían.
203
Fabló Gonzalo Díaz, un sesudo varón,
Rogó que le escuchasen e que daría razón,
Oítme, dijo, amigos, e Cristo vos perdón,
Para haber la lid non tenernos sazón.
204
Si alguna carrera podiésemos fallar
De guisa que se pudiese esta lid escusar,
Non debríemos tregua nin pecho refusar
Por do quier que el home los pudiese amansar.
205
En muchas otras cosas se espiende el haber,
En el lidiar el home non puede estorcer,
Habrá cuerpo e ánima todo ahi a poner,
Que por oro nin plata non lo puede haber.
206
Muchos son e sin guisa los pueblos renegados,
Caballeros e peones todos bien aguisados;
Somos poca compaña, de armas muy menguados,
Seremos, si nos vencen, todos ahi descabezados.
207
Si nos con Almozore pleito podiésernos tener
Que fincase la lid por dar o por prometer,
Esto és lo mejor que podemos facer,
Si otra cosa facemos, podémonos perder.
208
Todo el mi sentido ya oído lo habedes,
Si yo fablé sin guisa vos me lo perdonedes;
Decit vosotros agora todo lo que bien tovierdes;
Por Dios, que lo mejor al Conde consejedes.
209
Fué de Gonzalo Díaz el Conde despagado,
Ca non se tovo dél por bien aconsejado;
Magüer que fué sañudo non le fabló desguisado,
Mas contradíjole todo cuanto había fablado.
210
Por Dios, dijo el Conde, que me querades oír,
Quiero a don Gonzalo a todo recudir,
Contra cuanto ha dicho quiero contradecir,
Ca tales cosas dijo que sólo non son de oír.
211
Dijo de lo primero, de escusar el lidiar,
Pero non puede home la muerte escusar;
El home, pues, que sabe que non puede escapar,
Debe a la su carne honrrada muerte le dar.
212
Por la tregua haber: por algo que pechemos,
De señores que somos vasallos nos faremos;
En vez que a Castilla de premia saquemos,
La premia en que era, doblársela ahi hemos.
213
Por engaño ganar non ha cosa peor;
El que cayere en este fecho, caye en grande error;
Por defender el engaño fué muerto el Salvador;
Mas vale ser engañado que non ser engañador.
214
Nuestros antecesores lealtat siempre guardaron,
Sobre las otras tierras ellos la heredaron;
Por esta aguardar las muertes olvidaron,
Cuanto saber hobieron por ahí lo acabaron.
215
Toda via guardaron de mal fecho facer,
Non los pudo ninguno a questo retraer;
Heredar non quisieron para menos valer
Lo que ellos non podiesen empeñar nin vender.
216
Este debdo llevaron nuestros antecesores,
De todos los que viven mejor guardar señores,
De morir ante que dellos teníense por debdores,
217
Non debe otra cosa ahi ser olvidada:
Porque al señor ficiesen cosa desaguisada,
Ellos nunca ficieron saña vieja alzada
Mas siempre lealtat, lealmente pagada.
218
Así aguisó la cosa el mortal enemigo
Cuando perdió la tierra el buen rey don Rodrigo;
Non quedó en España quien valiese un figo
Sinon Castilla Vieja, un lugar muy antigo.
219
Fueron nuestros abuelos gran tiempo muy coitados,
Ca los tenían los moros fuertemente arrinconados;
Eran en poca tierra muchos homes juntados,
De fambre e de guerra eran muy lacerados.
220
Magüer mucho lacerío e mucha coíta sofrieron
Lo ál siempre ganaron: de lo suyo non perdieron:
Por miedo de la muerte yerro nunca ficieron;
Todos sus adversarios por aquí los vencieron.
221
¿Cómo se nos hobiera todo esto de olvidar?
Lo que ellos hobieron a nos todos es de heredar;
Veniendo a nos en miente non podremos errar;
Puede nos todo aquesto de mal fecho tirar.
222
Dejemos los parientes; en lo nuestro tornemos;
Para ir a la batalla aqueso aguisemos;
Por miedo de la muerte la lid non la escusemos,
Caer o levantar ahi lo departiremos.
223
Esforzad, castellanos; non hayades pavor;
Venceremos los poderes del moro Almozor;
Sacaremos a Castilla de premia e de error;
El será el vencido, yo seré el vencedor.
224
Magüer que muchos son, non valen tres arvejas;
Irien tres lobos a treinta mil ovejas.
Mas puede un león..............................
225
Amigos: de una cosa soy bien sabidor:
Que venceremos sin duda al moro Almozor;
De todos los de España faredes de mí el mejor:
Será grande la mi honra, e la vuestra mayor.
Bienvenidos a la bitácora de Fernán González, lugar de encuentro para la gente que desee conocer algo sobre este personaje tan importante en nuestra historia como ninguneado en la actualidad.
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martes, 15 de abril de 2014
sábado, 15 de marzo de 2014
Poema de Fernán González - XIII - La batalla de Carazo
226
Cuando hobo el Conde la razón acabada,
Con estos tales dichos su gente conortada,
Movióse de Muñó con toda su mesnada,
Fuéronse para Lara tomar otra posada.
227
El Conde Ferrán González, cuerpo de buenas mañas,
Cabalgó en su caballo; partióse de sus compañas;
Para ir buscar al puerco metióse por las montañas,
Fallóle en un arroyo cerca de Basquebanas.
228
Acogiósele el puerco a un fiero lugar
Do tenía su cueva e do solía albergar;
No osó el puerco en la cueva asegurar,
Fuyó a una ermita, metióse tras el altar.
229
Era esa ermita de una yedra cercada
Porque de toda ella non parescía nada;
Tres monjes ahi vivían vida fuerte lacerada,
San Pedro había nombre esa casa sagrada.
230
Non pudo por la peña el Conde aguijar;
Forrendo el caballo, hóbose de apear;
Por do se metió el puerco metióse por ese lugar,
Entró por la ermita, llegó fasta el altar.
231
Cuando vió don Fernando tan honrrado lugar,
Desamparó el puerco, non lo quiso allí matar;
Señor, dijo, a quien temen los vientos e la mar,
Si yo erré en esto, débesme perdonar.
232
A ti te manifiesto, Virgen Santa María,
Que desta santidad, señora, yo non sabía;
Por ahi facer enojo yo aqui non entraría
Sinon por dar ofrenda o por facer romería.
233
Señor: tú me perdona e me vale e me ayuda
Contra la gente pagana que tanto es erguida;
Ampara a Castilla de la gente descreída,
Si tú non la amparas, téngola por perdida.
234
Cuando la oración el Conde hobo acabada,
Vino a él un monje de la pobre posada;
Pelayo había nombre, vivía vida lacerada,
Saludóle e preguntóle cuál era su andada.
235
Díjole que tras el puerco era ahi venido;
Era de su mesnada arredrado e partido;
Si por pecados fuese de Almozore sabido
Non fincaría tierra donde escapase vivo.
236
Recudióle el monje; dijo: ruégote por Dios, amigo,
Si fuese tu mesura que hospedases conmigo,
Darte he yo pan de ordio, que non tengo de trigo;
Darte he yo del agua, que non tengo del vino;
Sabrás cómo has de facer contra el tu enemigo.
237
El Conde Ferrán González, que se fizo su amigo,
Del monje San Pelayo rescibió su convido;
Del ermitaño santo tóvose por bien servido,
Mejor non albergara después que fué nascido.
238
Dijo don fray Pelayo delante su señor:
Fágote, el buen Conde, de tanto sabidor
Que quiere la tu facienda guiar el Criador;
Vencerás todo el poder del moro Almozor.
239
Farás grandes batallas en la gente descreída;
Muchas serán las gentes a quién quitarás la vida;
Cobrarás de la tierra una buena partida;
La sangre de los reyes por ti será vertida.
240
Non quiero más decirte de toda tu andanza;
Será por todo el mundo temida la tu lanza;
Cuanto que yo te digo ténlo por aseguranza;
Dos veces serás preso, créeme sin dudanza.
241
Antes de tercero día te verás en gran cuidado
Ca verás el tu pueblo todo muy mal espantado;
Verás un fuerte signo cual nunca vió home nado,
El más lozano dellos será muy mal desmayado.
242
Tu confortarlos has cuanto mejor podieres;
Decirles has a todos que semejarán mujeres;
Depárterles el signo cuanto mejor podieres;
Perderán todo el miedo cuando se lo departieres.
243
Despídete agora con lo que has oído;
Aqueste lugar pobre non lo eches en olvido;
Fallarás el tu pueblo triste e dolorido,
Faciendo lloro e llanto e dando apellido.
244
Por lloro ni por llanto non facen ningún tuerto,
Ca piensan que eres preso e que moros te han muerto,
E que quedan sin señor e sin ningún confuerto:
Coidaban con los moros por ti salir al puerto.
245
Mas ruégote, amigo, e pídotelo de grado:
Cuando hobieres tú, el buen Conde, el campo arrancado,
Véngate en mientes que somos convento lacerado,
E non se te olvide el pobre hospedado.
246
Señor: tres monjes somos, asaz pobre convento,
La nuestra pobre vida non ha nin par nin cuento;
Mas si Dios non nos envía algún consolamiento
Daremos a las sierpes nuestro habitamiento.
247
El Conde dióle respuesta como home enseñado;
Dijo: don fray Pelayo, non hayas cuidado;
Cuanto que demandastes se vos ha otorgado;
Conosceredes adonde diestes el vuestro hospedado.
248
Si Dios aquesta lid me deja arrancar,
Quiero de todo el mío quinto a este lugar dar;
Demás, cuando muriere, aquí me mandar soterrar,
Que mejore por mi siempre aqueste lugar.
249
Faré otra iglesia de más fuerte cimiento,
Faré dentro en ella el mi soterramiento;
Daré ahi donde vivan de monjes más de ciento
Que sirvan todos a Dios e fagan su mandamiento.
250
Despidióse del monje alegre e muy pagado;
Vinóse para Lara el Conde aventurado;
Cuando allá llegó e le vió el su fonsado,
El lloro e el llanto en gozo fué tornado.
251
Contó a sus varones cómo le había contido
Del monje que fallara, que yacía ascondido;
Cómo fuera su huésped e tomara su convido,
E que mejor non albergara después que fué nascido.
252
Otro día mañana mandó mover sus gentes;
Por cada cristiano había mil descreyentes;
Los del Conde eran pocos, mas buenos combatientes,
Todos eran iguales, de un corazón ardientes.
253
Bien se veien por ojo los moros e los cristianos,
Non es home en el mundo que asmase los paganos;
Todos venían cobiertos los oteros e los llanos,
A cristianos cuidaban prendérselos a manos.
254
Facían grand alegría los pueblos descreídos,
Venían tañendo trompas e dando alaridos,
Daban los mal fadados atamaños roídos
Que los montes e los valles semejaban movidos.
255
El Conde don Fernando estaba muy quejado,
Quería mover por verse con los moros en el campo,
Bien cuidaba ese día reinar ahi el pecado,
Que metió grande espanto en el pueblo cruzado.
256
Uno de los del Conde, valiente caballero,
Natural de Entreviño, de la Puente Hitero;
Tenía un buen caballo, fermoso e ligero,
Púsore de las espuelas por encima de un otero,
Partióse la tierra con él e somióse el caballero,
256
Estonces fueron todos desto muy espantados;
Esto que contesció fué por nuestros pecados;
Bien semeja que Dios nos ha desamparados;
Mejor seso ficiéramos si fuéramos tornados.
256b
Bien vemos que Dios quiere a moros ayudar;
¿Cómo podremos nos contra ellos andar?
Dijo estonce el Conde...
Nin vos tal cobardía como ésta demostrar.
256c
Lo que muestra este signo vos quiero departir;
La tierra que es tan dura vos facedes somir,
Pues ¿cuáles otras cosas a vos podrán sofrir?
256d
E vuestros corazones veo enflaquescer,
Por esto non debides ningún miedo haber,
Ca yo aqueste día me codiciaba ver
Con Almozor en campo e en tal afrenta ser.
256e
Después que hobo el Conde su razón acabada...
257
Quien con él se encontraba, non íbase dél sano;
Otrosí un rico home, que decían don Velasco,
258
Metía toda su fuerza en guardar a su señor,
Non había de su muerte pesar nin dolor;
Tolíale el gran debdo de la muerte el pavor,
Non había para buenos deste mundo mejor.
259
Cómo todos ficieron refez, es de entender,
Tanto non fizo home con tan poco poder;
Semeja poca cosa, pesada de entender,
Trescientos caballeros tan gran pueblo vencer.
260
Caballeros e peones firmemiente lidiaban,
Todos cuantos podían a su señor guardaban;
Cuando decía: Castilla, todos con él esforzaban;
Los moros en todo esto las espaldas tornaban.
261
Fuélos de una lid el Conde acuitando,
Ibanse contra la tienda de Almozore acostando.
262
Llegaron a Almozore aquestos malos roidos,
Sabiendo cómo eran sus poderes vencidos;
Eran muchos los muertos e muchos los feridos,
Había de sus reyes los mejores perdidos.
263
Demandó su caballo por lidiar con sus manos;
Fueran ahi bienaventurados caballeros castellanos,
Muerto fuera o preso de los pueblos cristianos,
Mas non se lo aconsejaron los pueblos paganos.
264
Por non vos detener en otras ledanías,
Fué Almozore vencido con sus caballerías;
Alli fué demostrado el poder del Mesías,
El Conde fué tenido David, e Almozore Gollias.
265
Foía Almozore a guisa de algarivo,
Diciendo: Ay Mafomat, en mal hora en tí fío,
Non vale tres arvejas todo tu poderío.
266
Todo el mi gran poder es muerto e cativo:
Pues ellos muertos son ¿porqué finco yo vivo?
267
Fincaron en el campo muertos muchos gentíos,
De los que sanos eran, aína fueron vacíos.
268
Cuando fueron vencidos esos pueblos paganos,
Fueron los vencedores los pueblos castellanos;
El Conde Ferrán González con todos los cristianos
Fueron en su alcance por cuestas e por llanos.
269
Rendieron a Dios gracias e a Santa Maria
Porque les dejó ver atamaña maravilla;
Duróles el alcance cuanto que medio día,
Enrequescióse del alcance por siempre la pobre alcaldía,
270
Cuando fué Almozore gran tierra alejado,
Fincó de sus haberes el campo bien poblado;
Gogieron sus haberes que Dios les había dado;
Tan grande haber fallaron que non sería contado.
271
Fallaron en las tiendas sobejano tesoro,
Muchas copas e vasos, que eran de un fino oro;
Nunca vió atal riqueza nin cristiano nin moro,
Seríen ende abonados Alexander e Poro.
272
Muchas ricas maletas e muchos de zurrones,
Llenos de oro e de plata, que non de piñones;
Muchas tiendas de seda e muchos tendejones,
Espadas e lorigas e muchas guarniciones.
273
Fallaron ahi de marfil arquetas muy preciadas,
Con tantas de noblezas que non serien contadas;
Fueron para San Pedro las de aquellas dadas,
Están en su altar hoy dia asentadas.
274
Tomaron desto todo lo que sabor hobieron,
Más quedaron ahi de dos partes, que llevar non podieron;
Pero las armas que fallaron, dejar non las quisieron,
Con toda su ganancia a San Pedro venieron.
275
Cuando fueron ahí llegados, a Dios gracias rendieron,
Todos, chicos e grandes, su oración ficieron;
Todos por una boca Deo gratias dijeron;
Cada uno sus joyas al altar las ofrecieron.
276
De toda su ganancia que Dios les había dado
Mandó tomar el quinto el Conde aventurado;
Cualquier cosa que dello le copo, hóbolo bien comprado,
Mandólo dar al monje que le diera el hospedado.
277
El conde e sus gentes e todos los cruzados
A la cibdat de Burgos fueron todos ahí llegados;
Folgaron e dormieron, que eran muy cansados;
Demandaron maestros para sanar los llagados.
Destos que eran ahí muy mal golpados.
Cuando hobo el Conde la razón acabada,
Con estos tales dichos su gente conortada,
Movióse de Muñó con toda su mesnada,
Fuéronse para Lara tomar otra posada.
227
El Conde Ferrán González, cuerpo de buenas mañas,
Cabalgó en su caballo; partióse de sus compañas;
Para ir buscar al puerco metióse por las montañas,
Fallóle en un arroyo cerca de Basquebanas.
228
Acogiósele el puerco a un fiero lugar
Do tenía su cueva e do solía albergar;
No osó el puerco en la cueva asegurar,
Fuyó a una ermita, metióse tras el altar.
229
Era esa ermita de una yedra cercada
Porque de toda ella non parescía nada;
Tres monjes ahi vivían vida fuerte lacerada,
San Pedro había nombre esa casa sagrada.
230
Non pudo por la peña el Conde aguijar;
Forrendo el caballo, hóbose de apear;
Por do se metió el puerco metióse por ese lugar,
Entró por la ermita, llegó fasta el altar.
231
Cuando vió don Fernando tan honrrado lugar,
Desamparó el puerco, non lo quiso allí matar;
Señor, dijo, a quien temen los vientos e la mar,
Si yo erré en esto, débesme perdonar.
232
A ti te manifiesto, Virgen Santa María,
Que desta santidad, señora, yo non sabía;
Por ahi facer enojo yo aqui non entraría
Sinon por dar ofrenda o por facer romería.
233
Señor: tú me perdona e me vale e me ayuda
Contra la gente pagana que tanto es erguida;
Ampara a Castilla de la gente descreída,
Si tú non la amparas, téngola por perdida.
234
Cuando la oración el Conde hobo acabada,
Vino a él un monje de la pobre posada;
Pelayo había nombre, vivía vida lacerada,
Saludóle e preguntóle cuál era su andada.
235
Díjole que tras el puerco era ahi venido;
Era de su mesnada arredrado e partido;
Si por pecados fuese de Almozore sabido
Non fincaría tierra donde escapase vivo.
236
Recudióle el monje; dijo: ruégote por Dios, amigo,
Si fuese tu mesura que hospedases conmigo,
Darte he yo pan de ordio, que non tengo de trigo;
Darte he yo del agua, que non tengo del vino;
Sabrás cómo has de facer contra el tu enemigo.
237
El Conde Ferrán González, que se fizo su amigo,
Del monje San Pelayo rescibió su convido;
Del ermitaño santo tóvose por bien servido,
Mejor non albergara después que fué nascido.
238
Dijo don fray Pelayo delante su señor:
Fágote, el buen Conde, de tanto sabidor
Que quiere la tu facienda guiar el Criador;
Vencerás todo el poder del moro Almozor.
239
Farás grandes batallas en la gente descreída;
Muchas serán las gentes a quién quitarás la vida;
Cobrarás de la tierra una buena partida;
La sangre de los reyes por ti será vertida.
240
Non quiero más decirte de toda tu andanza;
Será por todo el mundo temida la tu lanza;
Cuanto que yo te digo ténlo por aseguranza;
Dos veces serás preso, créeme sin dudanza.
241
Antes de tercero día te verás en gran cuidado
Ca verás el tu pueblo todo muy mal espantado;
Verás un fuerte signo cual nunca vió home nado,
El más lozano dellos será muy mal desmayado.
242
Tu confortarlos has cuanto mejor podieres;
Decirles has a todos que semejarán mujeres;
Depárterles el signo cuanto mejor podieres;
Perderán todo el miedo cuando se lo departieres.
243
Despídete agora con lo que has oído;
Aqueste lugar pobre non lo eches en olvido;
Fallarás el tu pueblo triste e dolorido,
Faciendo lloro e llanto e dando apellido.
244
Por lloro ni por llanto non facen ningún tuerto,
Ca piensan que eres preso e que moros te han muerto,
E que quedan sin señor e sin ningún confuerto:
Coidaban con los moros por ti salir al puerto.
245
Mas ruégote, amigo, e pídotelo de grado:
Cuando hobieres tú, el buen Conde, el campo arrancado,
Véngate en mientes que somos convento lacerado,
E non se te olvide el pobre hospedado.
246
Señor: tres monjes somos, asaz pobre convento,
La nuestra pobre vida non ha nin par nin cuento;
Mas si Dios non nos envía algún consolamiento
Daremos a las sierpes nuestro habitamiento.
247
El Conde dióle respuesta como home enseñado;
Dijo: don fray Pelayo, non hayas cuidado;
Cuanto que demandastes se vos ha otorgado;
Conosceredes adonde diestes el vuestro hospedado.
248
Si Dios aquesta lid me deja arrancar,
Quiero de todo el mío quinto a este lugar dar;
Demás, cuando muriere, aquí me mandar soterrar,
Que mejore por mi siempre aqueste lugar.
249
Faré otra iglesia de más fuerte cimiento,
Faré dentro en ella el mi soterramiento;
Daré ahi donde vivan de monjes más de ciento
Que sirvan todos a Dios e fagan su mandamiento.
250
Despidióse del monje alegre e muy pagado;
Vinóse para Lara el Conde aventurado;
Cuando allá llegó e le vió el su fonsado,
El lloro e el llanto en gozo fué tornado.
251
Contó a sus varones cómo le había contido
Del monje que fallara, que yacía ascondido;
Cómo fuera su huésped e tomara su convido,
E que mejor non albergara después que fué nascido.
252
Otro día mañana mandó mover sus gentes;
Por cada cristiano había mil descreyentes;
Los del Conde eran pocos, mas buenos combatientes,
Todos eran iguales, de un corazón ardientes.
253
Bien se veien por ojo los moros e los cristianos,
Non es home en el mundo que asmase los paganos;
Todos venían cobiertos los oteros e los llanos,
A cristianos cuidaban prendérselos a manos.
254
Facían grand alegría los pueblos descreídos,
Venían tañendo trompas e dando alaridos,
Daban los mal fadados atamaños roídos
Que los montes e los valles semejaban movidos.
255
El Conde don Fernando estaba muy quejado,
Quería mover por verse con los moros en el campo,
Bien cuidaba ese día reinar ahi el pecado,
Que metió grande espanto en el pueblo cruzado.
256
Uno de los del Conde, valiente caballero,
Natural de Entreviño, de la Puente Hitero;
Tenía un buen caballo, fermoso e ligero,
Púsore de las espuelas por encima de un otero,
Partióse la tierra con él e somióse el caballero,
256
Estonces fueron todos desto muy espantados;
Esto que contesció fué por nuestros pecados;
Bien semeja que Dios nos ha desamparados;
Mejor seso ficiéramos si fuéramos tornados.
256b
Bien vemos que Dios quiere a moros ayudar;
¿Cómo podremos nos contra ellos andar?
Dijo estonce el Conde...
Nin vos tal cobardía como ésta demostrar.
256c
Lo que muestra este signo vos quiero departir;
La tierra que es tan dura vos facedes somir,
Pues ¿cuáles otras cosas a vos podrán sofrir?
256d
E vuestros corazones veo enflaquescer,
Por esto non debides ningún miedo haber,
Ca yo aqueste día me codiciaba ver
Con Almozor en campo e en tal afrenta ser.
256e
Después que hobo el Conde su razón acabada...
257
Quien con él se encontraba, non íbase dél sano;
Otrosí un rico home, que decían don Velasco,
258
Metía toda su fuerza en guardar a su señor,
Non había de su muerte pesar nin dolor;
Tolíale el gran debdo de la muerte el pavor,
Non había para buenos deste mundo mejor.
259
Cómo todos ficieron refez, es de entender,
Tanto non fizo home con tan poco poder;
Semeja poca cosa, pesada de entender,
Trescientos caballeros tan gran pueblo vencer.
260
Caballeros e peones firmemiente lidiaban,
Todos cuantos podían a su señor guardaban;
Cuando decía: Castilla, todos con él esforzaban;
Los moros en todo esto las espaldas tornaban.
261
Fuélos de una lid el Conde acuitando,
Ibanse contra la tienda de Almozore acostando.
262
Llegaron a Almozore aquestos malos roidos,
Sabiendo cómo eran sus poderes vencidos;
Eran muchos los muertos e muchos los feridos,
Había de sus reyes los mejores perdidos.
263
Demandó su caballo por lidiar con sus manos;
Fueran ahi bienaventurados caballeros castellanos,
Muerto fuera o preso de los pueblos cristianos,
Mas non se lo aconsejaron los pueblos paganos.
264
Por non vos detener en otras ledanías,
Fué Almozore vencido con sus caballerías;
Alli fué demostrado el poder del Mesías,
El Conde fué tenido David, e Almozore Gollias.
265
Foía Almozore a guisa de algarivo,
Diciendo: Ay Mafomat, en mal hora en tí fío,
Non vale tres arvejas todo tu poderío.
266
Todo el mi gran poder es muerto e cativo:
Pues ellos muertos son ¿porqué finco yo vivo?
267
Fincaron en el campo muertos muchos gentíos,
De los que sanos eran, aína fueron vacíos.
268
Cuando fueron vencidos esos pueblos paganos,
Fueron los vencedores los pueblos castellanos;
El Conde Ferrán González con todos los cristianos
Fueron en su alcance por cuestas e por llanos.
269
Rendieron a Dios gracias e a Santa Maria
Porque les dejó ver atamaña maravilla;
Duróles el alcance cuanto que medio día,
Enrequescióse del alcance por siempre la pobre alcaldía,
270
Cuando fué Almozore gran tierra alejado,
Fincó de sus haberes el campo bien poblado;
Gogieron sus haberes que Dios les había dado;
Tan grande haber fallaron que non sería contado.
271
Fallaron en las tiendas sobejano tesoro,
Muchas copas e vasos, que eran de un fino oro;
Nunca vió atal riqueza nin cristiano nin moro,
Seríen ende abonados Alexander e Poro.
272
Muchas ricas maletas e muchos de zurrones,
Llenos de oro e de plata, que non de piñones;
Muchas tiendas de seda e muchos tendejones,
Espadas e lorigas e muchas guarniciones.
273
Fallaron ahi de marfil arquetas muy preciadas,
Con tantas de noblezas que non serien contadas;
Fueron para San Pedro las de aquellas dadas,
Están en su altar hoy dia asentadas.
274
Tomaron desto todo lo que sabor hobieron,
Más quedaron ahi de dos partes, que llevar non podieron;
Pero las armas que fallaron, dejar non las quisieron,
Con toda su ganancia a San Pedro venieron.
275
Cuando fueron ahí llegados, a Dios gracias rendieron,
Todos, chicos e grandes, su oración ficieron;
Todos por una boca Deo gratias dijeron;
Cada uno sus joyas al altar las ofrecieron.
276
De toda su ganancia que Dios les había dado
Mandó tomar el quinto el Conde aventurado;
Cualquier cosa que dello le copo, hóbolo bien comprado,
Mandólo dar al monje que le diera el hospedado.
277
El conde e sus gentes e todos los cruzados
A la cibdat de Burgos fueron todos ahí llegados;
Folgaron e dormieron, que eran muy cansados;
Demandaron maestros para sanar los llagados.
Destos que eran ahí muy mal golpados.
sábado, 15 de febrero de 2014
Poema de Fernán González - XIV - Guerra contra Navarra
278
El Conde Ferrán González, de los fechos granados,
Había ya oídos unos fuertes mandados,
Que habían los navarros a sus pueblos robados.
279
Mientras que estaba el Conde a Dios faciendo placer,
Lidiando con los moros e todo su poder,
El rey de los Navarros hóbose a mover,
Cuidó a toda Castilla de robar e de correr.
280
Los pueblos castellanos cuando hobieron los mandados,
Bien cuidaban que dellos nunca serien vengados;
Dicíen: en fuerte hora fuemos mezquinos nados,
De todos los del mundo somos desafiados.
281
El Conde castellano, cuando lo hobo oído,
Por poco con pesar non salió del sentido;
Como león brabo asi dió un gemido;
Dijo: aun yo se lo demande con mis armas guarnido.
282
Habían los castellanos desto un fiero pesar,
Porque los confondía quien los debia salvar;
Señor, dijo el Conde, quiérasme ayudar,
Que pueda tal soberbia aína arrancar.
283
Envióle el Conde al rey don Sancho demandar
Si se querie contra él en algo mejorar,
Que faríe su mesura e el su bien estar;
Si fer non lo quisiere, mándale desafiar.
284
Llegó al rey don Sancho aqueste caballero;
Homíllome, dijo, rey, luego de lo primero;
Del Conde de Castilla soy yo su mensajero,
Decirte he lo que te dice el Conde fasta lo postrimero.
285
Sepas que ha de tí el Conde muy gran querella,
Que te lo gradescería si le sacases della;
Ca tragiste a Castilla gran tiempo a la pella,
E dos veces en el año veniste a corrella.
286
Por fer mal a Castilla e destruir castellanos,
Fecístete amigo de los pueblos paganos;
Feciste guerra mala a los pueblos cristianos
Porque non queríen ellos meterse en las tus manos.
287
Ha de tí sobre todo de esto fiera rencura,
Ca feciste otra cosa que fué más desmesura;
Que mientras él corría allá a Estremadura
Fecístele atal daño que fué desapostura.
288
Si de aquesta querella le quisieres sacar,
De como es derecho ansi lo mejorar,
Farías tu mesura e el tu bienestar;
Si esto non quisieres, mándate desafiar.
289
Cuando hobo el mensajero su razón acabada,
Había por lo que iba la cosa recabdada;
Fabló el rey don Sancho, dijo su razón e vegada:
Decitle que non le mejoraré valía de una meaja.
290
Hermano, it al Conde e decitle el mandado,
De él me desafiar soy yo mucho maravillado,
Tan bien como debiera ser non fué aconsejado,
Non puede bien fallar de aqueste tal mercado.
291
Mucho lo tengo por loco e de seso menguado
Sólo por me desafiar e de ser ende osado;
Porque aquesta vez a los moros ha arrancado,
Por esta lozanía ha esto comenzado.
292
Decitle que mucho aína le iré yo a buscar,
En torre nin en cerca non se me podrá escapar,
Que buscado non sea dentro fasta la mar;
Sabré por qué me osó él a mi desafiar.
293
Tornóse el mensajero, ya cuanto bien espantado,
Porque vió al rey fieramente irado;
Contóselo al Conde; nada non le fué celado;
Díjole como le había málamente amenazado.
294
Mandó llamar el Conde a todos sus varones,
Todos los ricos homes e a todos los infanzones,
También a los escuderos como a los peones;
Querie de cada unos saber sus corazones.
295
Cuando fueron juntados, comenzó de fablar;
Cualquier se lo vería que había gran pesar;
Amigos: menester habemos de consejo tomar,
De guisa que podamos tal fuerza recabdar.
296
Nunca nos a los navarros mal non les meresciemos,
Nin tuerto nin soberbia nos nunca les faciemos;
Muchos fueron los tuertos que dellos rescibiemos;
Para se lo demandar nunca sazón tuviemos.
297
Cuidé que se quería contra nos mejorar,
Que los tuertos e los daños queríannos emendar;
La querella que tenemos quiere nos la doblar;
A mi e a vos todos envíanos a desafiar.
298
Amigos: tal soberbia que non se la suframos,
Que nosotros nos venguemos della e todos ahi muramos:
Ante que tanta cuíta e tanto pesar veamos,
Por Dios, los mis vasallos, nosotros los acometamos.
299
En nos los acometer es nuestra la mejoría
Por cuanto ellos son mayor caballería;
Nosotros non amostremos ahi ninguna cobardía,
En dudar nos por ellos sería gran villanía.
300
Sépades que en la lid non son todos iguales;
Por cien lanzas se vencen las faciendas atales;
Mas valen cien caballeros, todos de un cor iguales,
Que non facen trescientos de los descomunales.
301
Hay buenos e malos que non pueden ál ser;
Los malos que ahi son non podrían atender;
Haberse han por aquellos los buenos a vencer;
Vernos muchas veces atal cosa contescer.
302
Muchos son mas que nos, peones e caballeros,
Homes son muy esforzados e de piés muy ligeros,
De azconas e de dardos facen golpes certeros,
Traen buena compaña de buenos caballeros.
303
Por esto ha menester que nos los acometamos;
Si ellos nos acometen, mejoría les damos:
Si ellos entendieren que nosotros non los dudamos
Dejarnos han el campo ante que los firamos.
304
Otra cosa vos digo e vos la entendredes;
Muerto seré de pelea, o en queja me veredes;
Veré, vos castellanos, cómo me acorredes,
Menester vos será cuanta fuerza tenedes.
305
Si por alguna guisa a él puedo llegar
Los tuertos que me fizo cuido se los demandar;
Non le podría ningún home de la muerte escapar,
Non habría, si él muere, de la mi muerte pesar.
El Conde Ferrán González, de los fechos granados,
Había ya oídos unos fuertes mandados,
Que habían los navarros a sus pueblos robados.
279
Mientras que estaba el Conde a Dios faciendo placer,
Lidiando con los moros e todo su poder,
El rey de los Navarros hóbose a mover,
Cuidó a toda Castilla de robar e de correr.
280
Los pueblos castellanos cuando hobieron los mandados,
Bien cuidaban que dellos nunca serien vengados;
Dicíen: en fuerte hora fuemos mezquinos nados,
De todos los del mundo somos desafiados.
281
El Conde castellano, cuando lo hobo oído,
Por poco con pesar non salió del sentido;
Como león brabo asi dió un gemido;
Dijo: aun yo se lo demande con mis armas guarnido.
282
Habían los castellanos desto un fiero pesar,
Porque los confondía quien los debia salvar;
Señor, dijo el Conde, quiérasme ayudar,
Que pueda tal soberbia aína arrancar.
283
Envióle el Conde al rey don Sancho demandar
Si se querie contra él en algo mejorar,
Que faríe su mesura e el su bien estar;
Si fer non lo quisiere, mándale desafiar.
284
Llegó al rey don Sancho aqueste caballero;
Homíllome, dijo, rey, luego de lo primero;
Del Conde de Castilla soy yo su mensajero,
Decirte he lo que te dice el Conde fasta lo postrimero.
285
Sepas que ha de tí el Conde muy gran querella,
Que te lo gradescería si le sacases della;
Ca tragiste a Castilla gran tiempo a la pella,
E dos veces en el año veniste a corrella.
286
Por fer mal a Castilla e destruir castellanos,
Fecístete amigo de los pueblos paganos;
Feciste guerra mala a los pueblos cristianos
Porque non queríen ellos meterse en las tus manos.
287
Ha de tí sobre todo de esto fiera rencura,
Ca feciste otra cosa que fué más desmesura;
Que mientras él corría allá a Estremadura
Fecístele atal daño que fué desapostura.
288
Si de aquesta querella le quisieres sacar,
De como es derecho ansi lo mejorar,
Farías tu mesura e el tu bienestar;
Si esto non quisieres, mándate desafiar.
289
Cuando hobo el mensajero su razón acabada,
Había por lo que iba la cosa recabdada;
Fabló el rey don Sancho, dijo su razón e vegada:
Decitle que non le mejoraré valía de una meaja.
290
Hermano, it al Conde e decitle el mandado,
De él me desafiar soy yo mucho maravillado,
Tan bien como debiera ser non fué aconsejado,
Non puede bien fallar de aqueste tal mercado.
291
Mucho lo tengo por loco e de seso menguado
Sólo por me desafiar e de ser ende osado;
Porque aquesta vez a los moros ha arrancado,
Por esta lozanía ha esto comenzado.
292
Decitle que mucho aína le iré yo a buscar,
En torre nin en cerca non se me podrá escapar,
Que buscado non sea dentro fasta la mar;
Sabré por qué me osó él a mi desafiar.
293
Tornóse el mensajero, ya cuanto bien espantado,
Porque vió al rey fieramente irado;
Contóselo al Conde; nada non le fué celado;
Díjole como le había málamente amenazado.
294
Mandó llamar el Conde a todos sus varones,
Todos los ricos homes e a todos los infanzones,
También a los escuderos como a los peones;
Querie de cada unos saber sus corazones.
295
Cuando fueron juntados, comenzó de fablar;
Cualquier se lo vería que había gran pesar;
Amigos: menester habemos de consejo tomar,
De guisa que podamos tal fuerza recabdar.
296
Nunca nos a los navarros mal non les meresciemos,
Nin tuerto nin soberbia nos nunca les faciemos;
Muchos fueron los tuertos que dellos rescibiemos;
Para se lo demandar nunca sazón tuviemos.
297
Cuidé que se quería contra nos mejorar,
Que los tuertos e los daños queríannos emendar;
La querella que tenemos quiere nos la doblar;
A mi e a vos todos envíanos a desafiar.
298
Amigos: tal soberbia que non se la suframos,
Que nosotros nos venguemos della e todos ahi muramos:
Ante que tanta cuíta e tanto pesar veamos,
Por Dios, los mis vasallos, nosotros los acometamos.
299
En nos los acometer es nuestra la mejoría
Por cuanto ellos son mayor caballería;
Nosotros non amostremos ahi ninguna cobardía,
En dudar nos por ellos sería gran villanía.
300
Sépades que en la lid non son todos iguales;
Por cien lanzas se vencen las faciendas atales;
Mas valen cien caballeros, todos de un cor iguales,
Que non facen trescientos de los descomunales.
301
Hay buenos e malos que non pueden ál ser;
Los malos que ahi son non podrían atender;
Haberse han por aquellos los buenos a vencer;
Vernos muchas veces atal cosa contescer.
302
Muchos son mas que nos, peones e caballeros,
Homes son muy esforzados e de piés muy ligeros,
De azconas e de dardos facen golpes certeros,
Traen buena compaña de buenos caballeros.
303
Por esto ha menester que nos los acometamos;
Si ellos nos acometen, mejoría les damos:
Si ellos entendieren que nosotros non los dudamos
Dejarnos han el campo ante que los firamos.
304
Otra cosa vos digo e vos la entendredes;
Muerto seré de pelea, o en queja me veredes;
Veré, vos castellanos, cómo me acorredes,
Menester vos será cuanta fuerza tenedes.
305
Si por alguna guisa a él puedo llegar
Los tuertos que me fizo cuido se los demandar;
Non le podría ningún home de la muerte escapar,
Non habría, si él muere, de la mi muerte pesar.
miércoles, 15 de enero de 2014
Poema de Fernán González - XV - Es vencido y muerto el rey de Navarra
306
Cuando hobo el Conde su razón acabada
Mandó contra Navarra mover la su mesnada;
Entróles en la tierra cuanto una jornada,
Falló al rey don Sancho a la Era Degollada.
307
Cuando el rey vió al Conde venir atan irado,
Enderezó sus faces en un fermoso prado;
El Conde castellano con su pueblo afamado
Non alongaron plazo fasta otro mercado.
308
Abajaron las lanzas e fueron a ferir,
El Conde delantero, como siempre oistes decir;
Don Sancho de Navarra, cuando le vió venir,
Con sus haces paradas saliólo a rescebir.
309
Feríe entre las faces que fronteras estaban,
En la primera que el Conde iba todos carrera le daban;
E los unos e los otros firmemiente lidiaban,
Los navarros con la muerte lidiaban e lasceraban.
310
Tan grande era la priesa que habían en lidiar,
Oye el home a lejos las ferridas sonar,
Non oirían otra voz sinon hastas quebrar,
Espadas reteñir, e los yelmos cortar.
311
Nombraban los Navarros Pamplona, Navarra;
Los firmes castellanos nombran a Castilla;
Nombraba el rey don Sancho a las veces Castilla
Como algunos franceses a las veces echan pella.
312
El buen Conde e el rey buscándose andodieron
Fasta que uno a otro a ojo se hobieron;
Las armas que traían certeras las ficieron;
Fuéronse a ferir cuando de recio pudieron.
313
Entrambos uno a otro tales golpes se dieron
Que los fierros de las lanzas a una parte salieron;
Nunca de dos caballeros tales golpes se vieron,
Todas sus guariciones nada non les valieron.
314
Cuitado fué el rey de la mala ferrida;
Entendió que del golpe ya perdiera la vida;
La su gran valentia luego fué abatida,
Mano a mano del cuerpo fué el alma salida.
315
El Conde fué del golpe fiéramente llagado,
Ca tenía gran lanzada por el diestro costado;
Llamaba, «castellanos», mas non era ahi escuchado,
De todos sus caballeros era ya desamparado.
316
Tovieron castellanos, que eran muy falescidos,
Todos sus buenos fechos que eran por ahi perdidos;
Con gran queja castellanos andaban muy marridos,
Porque en muy gran yerro eran todos caídos.
317
Tanto tenía cada uno en lo suyo que ver
Que non podían ningunos al Conde acorrer;
Fízoles la vergüenza todo el miedo perder,
Hobieron por pura fuerza las faces a romper.
318
Sofriendo grandes golpes al Conde allegaron;
Antes que a él llegasen a muchos derribaron;
Muy maltrecho, sin duda, al buen Conde fallaron;
De una parte e de otra muchas almas sacaron.
319
Llegaron castellanos; al Conde acorrieron;
Luego que a él llegaron todos ante él fueron;
A los navarros por fuerza afuera los ficieron;
Terníen que era muerto, e gran miedo hobieron.
320
Alzáronle de tierra, la ferida le vieron,
Todos que muerto era bien asi lo tovieron;
Por poco, de pesar de seso non salieron;
Como si fuese muerto muy gran duelo ficieron.
321
Firieron en los navarros, del Conde los tiraron,
Sobre un buen caballo al Conde lo alzaron;
La sangre de la cara toda se la alimpiaron;
Todos como de nuevo a lidiar comenzaron.
322
Cuitaronlos afirmes, daban lid presurada,
Retenía en los yelmos mucha buena cuchillada;
Daban e rescebían mucha buena lanzada,
E daban e rescebían mucha buena porrada.
323
Non vos queremos más la cosa alongar;
Hobieron los navarros el campo a dejar;
Hobo el rey don Sancho muerto ahi a fincar;
Mandóle luego el Conde a Navarra levar.
324
Dejemos al rey don Sancho, perdónele el Criador;
Los navarros maltrechos, llorando a su señor;
Habían de vengarse todos a fuerte sabor,
Salieron al buen Conde todos por su amor.
Cuando hobo el Conde su razón acabada
Mandó contra Navarra mover la su mesnada;
Entróles en la tierra cuanto una jornada,
Falló al rey don Sancho a la Era Degollada.
307
Cuando el rey vió al Conde venir atan irado,
Enderezó sus faces en un fermoso prado;
El Conde castellano con su pueblo afamado
Non alongaron plazo fasta otro mercado.
308
Abajaron las lanzas e fueron a ferir,
El Conde delantero, como siempre oistes decir;
Don Sancho de Navarra, cuando le vió venir,
Con sus haces paradas saliólo a rescebir.
309
Feríe entre las faces que fronteras estaban,
En la primera que el Conde iba todos carrera le daban;
E los unos e los otros firmemiente lidiaban,
Los navarros con la muerte lidiaban e lasceraban.
310
Tan grande era la priesa que habían en lidiar,
Oye el home a lejos las ferridas sonar,
Non oirían otra voz sinon hastas quebrar,
Espadas reteñir, e los yelmos cortar.
311
Nombraban los Navarros Pamplona, Navarra;
Los firmes castellanos nombran a Castilla;
Nombraba el rey don Sancho a las veces Castilla
Como algunos franceses a las veces echan pella.
312
El buen Conde e el rey buscándose andodieron
Fasta que uno a otro a ojo se hobieron;
Las armas que traían certeras las ficieron;
Fuéronse a ferir cuando de recio pudieron.
313
Entrambos uno a otro tales golpes se dieron
Que los fierros de las lanzas a una parte salieron;
Nunca de dos caballeros tales golpes se vieron,
Todas sus guariciones nada non les valieron.
314
Cuitado fué el rey de la mala ferrida;
Entendió que del golpe ya perdiera la vida;
La su gran valentia luego fué abatida,
Mano a mano del cuerpo fué el alma salida.
315
El Conde fué del golpe fiéramente llagado,
Ca tenía gran lanzada por el diestro costado;
Llamaba, «castellanos», mas non era ahi escuchado,
De todos sus caballeros era ya desamparado.
316
Tovieron castellanos, que eran muy falescidos,
Todos sus buenos fechos que eran por ahi perdidos;
Con gran queja castellanos andaban muy marridos,
Porque en muy gran yerro eran todos caídos.
317
Tanto tenía cada uno en lo suyo que ver
Que non podían ningunos al Conde acorrer;
Fízoles la vergüenza todo el miedo perder,
Hobieron por pura fuerza las faces a romper.
318
Sofriendo grandes golpes al Conde allegaron;
Antes que a él llegasen a muchos derribaron;
Muy maltrecho, sin duda, al buen Conde fallaron;
De una parte e de otra muchas almas sacaron.
319
Llegaron castellanos; al Conde acorrieron;
Luego que a él llegaron todos ante él fueron;
A los navarros por fuerza afuera los ficieron;
Terníen que era muerto, e gran miedo hobieron.
320
Alzáronle de tierra, la ferida le vieron,
Todos que muerto era bien asi lo tovieron;
Por poco, de pesar de seso non salieron;
Como si fuese muerto muy gran duelo ficieron.
321
Firieron en los navarros, del Conde los tiraron,
Sobre un buen caballo al Conde lo alzaron;
La sangre de la cara toda se la alimpiaron;
Todos como de nuevo a lidiar comenzaron.
322
Cuitaronlos afirmes, daban lid presurada,
Retenía en los yelmos mucha buena cuchillada;
Daban e rescebían mucha buena lanzada,
E daban e rescebían mucha buena porrada.
323
Non vos queremos más la cosa alongar;
Hobieron los navarros el campo a dejar;
Hobo el rey don Sancho muerto ahi a fincar;
Mandóle luego el Conde a Navarra levar.
324
Dejemos al rey don Sancho, perdónele el Criador;
Los navarros maltrechos, llorando a su señor;
Habían de vengarse todos a fuerte sabor,
Salieron al buen Conde todos por su amor.
domingo, 15 de diciembre de 2013
Poema de Fernán González - XVI - Lucha del Conde contra el de Tolosa
325
El conde de Piteos e el conde de Tolosa
Parientes del rey don Sancho eran, esto es cierta cosa;
Tomaron de sus condados compaña muy fermosa,
Movieron por Castilla en hora muy astrosa.
326
Los condes non viaron para la lid llegar,
Pero cuando lo sopieron, non quisieron retardar;
Al buen rey de Navarra cuidáronlo vengar,
Al puerto de Getarea hobieron de arribar.
327
Los navarros a los condes tódos a ellos se llegaron,
Cómo fué la facienda todo se lo contaron,
Cuántos fueron los muertos, cuántos los que fincaron,
Cómo a ellos en antes de dos dias los esperaron.
328
El conde de Tolosa dióles muy grande esfuerzo.
329
Coido con ese fecho con él salir a puerto,
Ca me han castellanos fecho este gran tuerto.
330
El Conde don Fernando habíalo ya oido
Cómo era aquel Conde al puerto ya venido;
El Conde don Fernando, magüer que mal ferido,
Atal como estaba para allá fué ido.
331
Los vasallos del Conde teniense por errados,
Eran contra el Conde fuertemente irados,
Eran de su señor todos muy despagados
Porque habían por fuerza siempre de andar armados.
332
Folgar non les dejaba nin estar asegurados:
Dicíen: non es esta vida sinon para los pecados
Que andan de noche e de día, e nunca son cansados;
Asemeja él a Satanás, e nos a los sus criados.
333
Porque lidiar queremos e tanto lo amamos
Nunca folgura tenemos sinon cuando almas sacamos;
A los de la estantigua aquellos semejamos,
Ca todas cosas cansan e nos nunca cansamos.
334
Non ha duelo de nos que sofrimos tal vida,
Nin lo ha de si mismo que tiene tan mala ferida;
Si, mal pecado, muere, Castilla es perdida;
Nunca tomaron homes atan mala caida.
335
Hobieron a tornar acuerdo que non se lo departiesen,
Lo que bien non era, que luego se lo dijesen;
Que por gran lozanía en yerro non cayesen;
Que por mala codicia a su señor non perdiesen.
336
Dijo Nuño Laíno: señor, si tu quisieres,
Si a ti semejase, o tu lo por bien tovieres,
Que estés aquí quedo fasta que guarescieres,
Que por mala codicia en yerro non cayeres.
337
Non es home en el rriundo que la podiese endurar
La vida que habemos nos e vos a pasar;
La vuestra gran codicia non nos deja folgar,
Habemos la mesura por aquí de olvidar.
338
Non recuden las cosas todas a un logar;
Debe haber el home gran seso en lidiar;
Si non, podrá aína gran yerro tomar,
Podría ahi todo el gran prez por ahi lo astragar,
339
Los vientos que son fuertes vémoslos cansar;
El mar que es irada vémosla amansar;
El diablo non se cansa nin puede folgar,
Quiere la nuestra vida a la suya semejar.
340
Deja folgar tus gentes, e a ti mesmo sanar;
Tienes muy fuerte llaga, déjala tú folgar;
Deja venir tus gentes que aun son por llegar,
Muchos son por venir, débeslos esperar.
341
Serás a diez días del golpe bien guarido;
Será el tu pueblo a ese plazo venido;
Ponerte has en el campo con tu pueblo guarnido;
Serás muerto o preso, desto soy yo bien creido.
342
Señor, dicho te he lo que te decir quería,
Mejor consejo deste, señor, yo non sabría;
Non tengas que lo digo por ninguna cobardía;
Querríate a guardar como a alma mia.
343
Cuando hobo acabada don Nuño su razón
Comenzó el buen Conde, ese firme varón;
Habia gran complimiento del seso de Salomón,
Nunca fué Alejandre más grande de corazón.
344
Dijo: Nuño Laínes, buena razón dijistes;
Las cosas como son asi las departistes;
De alongar esta lid creo que ansi dijistes;
Quier que vos lo dijo, vos mal lo aprendistes.
345
Non debe el que puede esta lid alongar;
Quien tiene buena hora, otra quiere esperar;
Un dia que perdamos nunca lo podremos cobrar;
Jamás en aquel dia non podremos tornar.
346
Si el home su tiempo en balde lo quiere pasar,
Non quiere deste mundo otra cosa llevar
Sinon estar vicioso, e dormir e folgar,
Deste atal mueren sus fechos cuando viene a finar.
347
El vicioso e el lacerado ambos han de morir,
El uno nin el otro non lo puede foir;
Quedan los buenos fechos, estos han de vesquir;
Dellos tornan enjemplo los que han de venir.
348
Todos los que gran fecho quisieron acabar
Por muy grandes trabajos hobieron a pasar;
Non comíen cuando quisieron, nin cenan nin han yantar,
Los vicios de la carne hobiéronlos de olvidar.
349
Non cuentan de Alejandre las noches ni los dias;
Cuentan sus buenos fechos e sus caballerías;
Cuentan del rey Davit que mató a Golías;
De Judas el Macabeo, fijo de Matabías.
350
Carlos e Valdobinos, Roldán e don Ogero,
Terrin e Gualdabuey, Arnald e Olivero,
Torpin e don Riballos e el gascón Angelero,
Ercol e Salomon e el otro su compañero.
351
Estos e otros muchos que vos he nombrados,
Por lo que ellos ficieron serán siempre ementados;
Si tan buenos non fueran, hoy seríen olvidados;
Serán los buenos fechos hasta la fin contados.
352
Por tanto es menester que los días contemos;
Los días e las noches en qué los espendemos;
Cuantos días en balde pasan, nunca los cobraremos;
Amigos, bien lo vedes qué mal seso facemos.
353
Caballeros e peones hóbolos de vencer;
A cosa quél decía non sabían responder;
Cuanto él por bien tovo hobiéronlo a facer;
Su razón acabada, mandó luego mover.
El conde de Piteos e el conde de Tolosa
Parientes del rey don Sancho eran, esto es cierta cosa;
Tomaron de sus condados compaña muy fermosa,
Movieron por Castilla en hora muy astrosa.
326
Los condes non viaron para la lid llegar,
Pero cuando lo sopieron, non quisieron retardar;
Al buen rey de Navarra cuidáronlo vengar,
Al puerto de Getarea hobieron de arribar.
327
Los navarros a los condes tódos a ellos se llegaron,
Cómo fué la facienda todo se lo contaron,
Cuántos fueron los muertos, cuántos los que fincaron,
Cómo a ellos en antes de dos dias los esperaron.
328
El conde de Tolosa dióles muy grande esfuerzo.
329
Coido con ese fecho con él salir a puerto,
Ca me han castellanos fecho este gran tuerto.
330
El Conde don Fernando habíalo ya oido
Cómo era aquel Conde al puerto ya venido;
El Conde don Fernando, magüer que mal ferido,
Atal como estaba para allá fué ido.
331
Los vasallos del Conde teniense por errados,
Eran contra el Conde fuertemente irados,
Eran de su señor todos muy despagados
Porque habían por fuerza siempre de andar armados.
332
Folgar non les dejaba nin estar asegurados:
Dicíen: non es esta vida sinon para los pecados
Que andan de noche e de día, e nunca son cansados;
Asemeja él a Satanás, e nos a los sus criados.
333
Porque lidiar queremos e tanto lo amamos
Nunca folgura tenemos sinon cuando almas sacamos;
A los de la estantigua aquellos semejamos,
Ca todas cosas cansan e nos nunca cansamos.
334
Non ha duelo de nos que sofrimos tal vida,
Nin lo ha de si mismo que tiene tan mala ferida;
Si, mal pecado, muere, Castilla es perdida;
Nunca tomaron homes atan mala caida.
335
Hobieron a tornar acuerdo que non se lo departiesen,
Lo que bien non era, que luego se lo dijesen;
Que por gran lozanía en yerro non cayesen;
Que por mala codicia a su señor non perdiesen.
336
Dijo Nuño Laíno: señor, si tu quisieres,
Si a ti semejase, o tu lo por bien tovieres,
Que estés aquí quedo fasta que guarescieres,
Que por mala codicia en yerro non cayeres.
337
Non es home en el rriundo que la podiese endurar
La vida que habemos nos e vos a pasar;
La vuestra gran codicia non nos deja folgar,
Habemos la mesura por aquí de olvidar.
338
Non recuden las cosas todas a un logar;
Debe haber el home gran seso en lidiar;
Si non, podrá aína gran yerro tomar,
Podría ahi todo el gran prez por ahi lo astragar,
339
Los vientos que son fuertes vémoslos cansar;
El mar que es irada vémosla amansar;
El diablo non se cansa nin puede folgar,
Quiere la nuestra vida a la suya semejar.
340
Deja folgar tus gentes, e a ti mesmo sanar;
Tienes muy fuerte llaga, déjala tú folgar;
Deja venir tus gentes que aun son por llegar,
Muchos son por venir, débeslos esperar.
341
Serás a diez días del golpe bien guarido;
Será el tu pueblo a ese plazo venido;
Ponerte has en el campo con tu pueblo guarnido;
Serás muerto o preso, desto soy yo bien creido.
342
Señor, dicho te he lo que te decir quería,
Mejor consejo deste, señor, yo non sabría;
Non tengas que lo digo por ninguna cobardía;
Querríate a guardar como a alma mia.
343
Cuando hobo acabada don Nuño su razón
Comenzó el buen Conde, ese firme varón;
Habia gran complimiento del seso de Salomón,
Nunca fué Alejandre más grande de corazón.
344
Dijo: Nuño Laínes, buena razón dijistes;
Las cosas como son asi las departistes;
De alongar esta lid creo que ansi dijistes;
Quier que vos lo dijo, vos mal lo aprendistes.
345
Non debe el que puede esta lid alongar;
Quien tiene buena hora, otra quiere esperar;
Un dia que perdamos nunca lo podremos cobrar;
Jamás en aquel dia non podremos tornar.
346
Si el home su tiempo en balde lo quiere pasar,
Non quiere deste mundo otra cosa llevar
Sinon estar vicioso, e dormir e folgar,
Deste atal mueren sus fechos cuando viene a finar.
347
El vicioso e el lacerado ambos han de morir,
El uno nin el otro non lo puede foir;
Quedan los buenos fechos, estos han de vesquir;
Dellos tornan enjemplo los que han de venir.
348
Todos los que gran fecho quisieron acabar
Por muy grandes trabajos hobieron a pasar;
Non comíen cuando quisieron, nin cenan nin han yantar,
Los vicios de la carne hobiéronlos de olvidar.
349
Non cuentan de Alejandre las noches ni los dias;
Cuentan sus buenos fechos e sus caballerías;
Cuentan del rey Davit que mató a Golías;
De Judas el Macabeo, fijo de Matabías.
350
Carlos e Valdobinos, Roldán e don Ogero,
Terrin e Gualdabuey, Arnald e Olivero,
Torpin e don Riballos e el gascón Angelero,
Ercol e Salomon e el otro su compañero.
351
Estos e otros muchos que vos he nombrados,
Por lo que ellos ficieron serán siempre ementados;
Si tan buenos non fueran, hoy seríen olvidados;
Serán los buenos fechos hasta la fin contados.
352
Por tanto es menester que los días contemos;
Los días e las noches en qué los espendemos;
Cuantos días en balde pasan, nunca los cobraremos;
Amigos, bien lo vedes qué mal seso facemos.
353
Caballeros e peones hóbolos de vencer;
A cosa quél decía non sabían responder;
Cuanto él por bien tovo hobiéronlo a facer;
Su razón acabada, mandó luego mover.
viernes, 15 de noviembre de 2013
Poema de Fernán González - XVII - Vence y mata en batalla al conde de Tolosa
354
El Conde don Fernando con toda su mesnada
Llegaron a una agua muy fuerte e muy irada;
Ebro le dijeron siempre, ansi es hoy llamada;
Viéronse ahi en gran rebate que fuese ahi su posada.
355
Tovieron la ribera tolosanos bien guardada;
Non dieron castellanos por eso todo nada;
Dando e rescebiendo mucha buena lanzada
Hobieron mucho aína el agua travesada.
356
Hobieron gran rebato en pasar aquel vado;
Hobo ahi de petavinos gran pueblo derribado;
Magüer non querían, venían a mal de su grado;
Dellos se afogaban, dellos salían a nado.
357
Abrió por medio del agua el Conde la carrera,
Hobieron tolosanos a dejar la ribera;
Ordenó las sus haces en medio de una glera,
Fuélos acometer de una estraña manera.
358
Cuando hobo el buen Conde el río atravesado,
Ferrió luego en ellos como venía irado;
Al que él alcanzaba mucho era de mal fado;
Iba dél a sus parientes aína mal mandado.
359
El Conde don Fernando, de corazón lozano,
Ferríe en pitavinos, e facíales gran daño;
Rompíales las guarniciones como si fuesen un paño,
Non les valía esfuerzo nin les valía engaño.
360
Acorríanle luego los sus buenos varones,
Ca tenía ahi muchos de buenos infanzones;
De un logar eran todos e de unos corazones;
Laceraban tolosanos, e laceraban gascones.
361
Pero como eran muchos, íbanlos acoitando;
Ya iba la fid de fiera guisa escalentando;
Ibase de hombres muertos la glera poblando;
Maltraíe a los afirmes el Conde don Fernando.
362
Andaba por las haces muy fiéramente irado;
Porque non los podía vencer, andaba muy cuitado;
Dijo: non puede ser, magüer pese al pecado,
Non pueden tolosanos fallarse bien deste mercado.
363
Metióse por las haces muy fuertemente espoleando,
La lanza sobre mano, el su pendón alzando;
¿Dónde estás? el buen Conde ansi iba llamando,
Sal acá al campo, que cata aquí a don Fernando.
364
Antes que ellos ambos venieron a los ferridas,
Con las voces de don Fernando las gentes eran desmayidas,
Las gentes tolosanas todas fueron foídas.
365
Nunca ningunas gentes fueron tan mal fallidas,
Ca fueron en gran miedo e en mal precio metidas.
366
Fueron todos foídos por una gran montaña,
Fincóle al conde en campo muy poca compaña,
Nunca fué el conde tolosano en queja atamaña
Ca el Conde de Castilla le tenía fuerte saña.
367
El conde de Tolosa mucho fué espantado
Ca vió a don Fernando venir mucho irado;
Por no tener gente, que era desamparado,
Con sus armas guarnido salió luego al campado.
368
El Conde don Fernando, home sin crueldad,
Olvidó con la ira mesura e bondat;
Fué a ferrir al buen conde de ira y de voluntat,
No dudó de ferrirlo sin ninguna piedat.
369
El Conde castellano, un guerrero natural,
Ferió al tolosano de una ferida mortal;
Cuitado fué el gascón de la ferida muy mal,
Dijo a altas voces: Santa Maria señora, me val.
370
El conde deTolosa, ansí atan mal ferido,
Fué luego del caballo a tierra abatido;
Decir non pudo nada, ca fué luego transido;
Luego, cuando él fué muerto, su pueblo fué vencido.
371
Caballeros tolosanos muy a priesa fuyeron,
Pero los castellanos, trescientos ahi prendieron;
Muchos fueron los otros que estonces ahi morieron;
Estonces castellanos en gran prescio sobieron.
372
Ahi el Conde castellano orgulloso, de corazón lozano,
Oyéreles lo que fizo al conde tolosano:
Desguarnecióle el cuerpo él mismo con su mano,
Non le fizo menos honra que si fuera su hermano.
373
Cuando le hobo el Conde de todo despojado,
Levóle e vestióle de un jamete presciado;
Echóle en un escaño sotilmente labrado,
Hóbole en la batalla de Almozore ganado.
374
El Conde castellano con todo su consejo
Fízole un ataut, bién obrado e sobejo,
Guarnido ricamente de un paño bermejo,
De clavos bien dorados, que lucíen como espejo.
375
Mandó a sus vasallos de la presión sacar,
Mandóles que veniesen a su señor guardar,
A grandes e a chicos, a todos fizo jurar
Que dél non se partiesen fasta en su lugar.
376
Mortajaron el cuerpo, como costumbre era,
De unos paños presciados, ricos de gran manera;
Dióles qué despendiesen por toda la carrera,
Mandóles dar mil cirios, fechos de buena cera.
377
Cuando hobo el Conde el cuerpo mortajado,
El ataut fué preso, de clavos bien cerrado;
Sobre una acémila aína aparejado,
Mandó que lo levasen luego a su condado.
378
Tolosanos mezquinos, llorando su mal fado.
Sus caras afiladas, pueblo mal deshonrado,
Llevaron el cuerpo a Tolosa, cabeza del condado,
Fué como de primero el llanto renovado.
El Conde don Fernando con toda su mesnada
Llegaron a una agua muy fuerte e muy irada;
Ebro le dijeron siempre, ansi es hoy llamada;
Viéronse ahi en gran rebate que fuese ahi su posada.
355
Tovieron la ribera tolosanos bien guardada;
Non dieron castellanos por eso todo nada;
Dando e rescebiendo mucha buena lanzada
Hobieron mucho aína el agua travesada.
356
Hobieron gran rebato en pasar aquel vado;
Hobo ahi de petavinos gran pueblo derribado;
Magüer non querían, venían a mal de su grado;
Dellos se afogaban, dellos salían a nado.
357
Abrió por medio del agua el Conde la carrera,
Hobieron tolosanos a dejar la ribera;
Ordenó las sus haces en medio de una glera,
Fuélos acometer de una estraña manera.
358
Cuando hobo el buen Conde el río atravesado,
Ferrió luego en ellos como venía irado;
Al que él alcanzaba mucho era de mal fado;
Iba dél a sus parientes aína mal mandado.
359
El Conde don Fernando, de corazón lozano,
Ferríe en pitavinos, e facíales gran daño;
Rompíales las guarniciones como si fuesen un paño,
Non les valía esfuerzo nin les valía engaño.
360
Acorríanle luego los sus buenos varones,
Ca tenía ahi muchos de buenos infanzones;
De un logar eran todos e de unos corazones;
Laceraban tolosanos, e laceraban gascones.
361
Pero como eran muchos, íbanlos acoitando;
Ya iba la fid de fiera guisa escalentando;
Ibase de hombres muertos la glera poblando;
Maltraíe a los afirmes el Conde don Fernando.
362
Andaba por las haces muy fiéramente irado;
Porque non los podía vencer, andaba muy cuitado;
Dijo: non puede ser, magüer pese al pecado,
Non pueden tolosanos fallarse bien deste mercado.
363
Metióse por las haces muy fuertemente espoleando,
La lanza sobre mano, el su pendón alzando;
¿Dónde estás? el buen Conde ansi iba llamando,
Sal acá al campo, que cata aquí a don Fernando.
364
Antes que ellos ambos venieron a los ferridas,
Con las voces de don Fernando las gentes eran desmayidas,
Las gentes tolosanas todas fueron foídas.
365
Nunca ningunas gentes fueron tan mal fallidas,
Ca fueron en gran miedo e en mal precio metidas.
366
Fueron todos foídos por una gran montaña,
Fincóle al conde en campo muy poca compaña,
Nunca fué el conde tolosano en queja atamaña
Ca el Conde de Castilla le tenía fuerte saña.
367
El conde de Tolosa mucho fué espantado
Ca vió a don Fernando venir mucho irado;
Por no tener gente, que era desamparado,
Con sus armas guarnido salió luego al campado.
368
El Conde don Fernando, home sin crueldad,
Olvidó con la ira mesura e bondat;
Fué a ferrir al buen conde de ira y de voluntat,
No dudó de ferrirlo sin ninguna piedat.
369
El Conde castellano, un guerrero natural,
Ferió al tolosano de una ferida mortal;
Cuitado fué el gascón de la ferida muy mal,
Dijo a altas voces: Santa Maria señora, me val.
370
El conde deTolosa, ansí atan mal ferido,
Fué luego del caballo a tierra abatido;
Decir non pudo nada, ca fué luego transido;
Luego, cuando él fué muerto, su pueblo fué vencido.
371
Caballeros tolosanos muy a priesa fuyeron,
Pero los castellanos, trescientos ahi prendieron;
Muchos fueron los otros que estonces ahi morieron;
Estonces castellanos en gran prescio sobieron.
372
Ahi el Conde castellano orgulloso, de corazón lozano,
Oyéreles lo que fizo al conde tolosano:
Desguarnecióle el cuerpo él mismo con su mano,
Non le fizo menos honra que si fuera su hermano.
373
Cuando le hobo el Conde de todo despojado,
Levóle e vestióle de un jamete presciado;
Echóle en un escaño sotilmente labrado,
Hóbole en la batalla de Almozore ganado.
374
El Conde castellano con todo su consejo
Fízole un ataut, bién obrado e sobejo,
Guarnido ricamente de un paño bermejo,
De clavos bien dorados, que lucíen como espejo.
375
Mandó a sus vasallos de la presión sacar,
Mandóles que veniesen a su señor guardar,
A grandes e a chicos, a todos fizo jurar
Que dél non se partiesen fasta en su lugar.
376
Mortajaron el cuerpo, como costumbre era,
De unos paños presciados, ricos de gran manera;
Dióles qué despendiesen por toda la carrera,
Mandóles dar mil cirios, fechos de buena cera.
377
Cuando hobo el Conde el cuerpo mortajado,
El ataut fué preso, de clavos bien cerrado;
Sobre una acémila aína aparejado,
Mandó que lo levasen luego a su condado.
378
Tolosanos mezquinos, llorando su mal fado.
Sus caras afiladas, pueblo mal deshonrado,
Llevaron el cuerpo a Tolosa, cabeza del condado,
Fué como de primero el llanto renovado.
martes, 15 de octubre de 2013
Poema de Fernán González - XVIII - Campaña contra los moros
379
Dejemos tolosanos tristes e deshonrados,
Ya eran en Tolosa con su señor llegados;
Tornemos en el Conde de los fechos granados,
Cómo había oído otros malos mandados.
380
Que venía Almozorre con muy fuertes fonsados,
Que traian treinta mil vasallos lorigados;
Non serían los peones por ninguna guisa contados;
Estaban cerca Lara, en Muñó ayuntados.
381
Cuando fue Almozorre la otra vez vencido,
Con gran pesar que hobo a Marruecos fué ido;
Mandó por toda Africa andar el apellido,
E fué como a perdón todo el pueblo movido.
382
Turcos e alárabes, esas gentes ligeras,
Que son para en batallas unas gentes certeras,
Que traen arcos de nervios e ballestas cerberas,
De estos venien llenos senderos e carreras.
383
Veníen los almofares e los benimerinos,
Traíen en sus camellos sus fornos e molinos,
Veníen los moros todos, de Oriente vecinos,
De todos estos eran cobiertos los caminos.
384
Veníen ahi destas gentes sin cuento e sin tiento,
Non eran de un logar nin de un entendimiento,
Mas feos que Satán con todo su convento
Cuando sale del infierno sucio e carboniento.
385
Cuando fueron juntados, pasaron allende la mar,
Arribaron al puerto que dicen de Gibraltar,
Coidóse Almozorre del buen Conde vengar,
Por amor de acabarlo non se podía dar vagar.
386
Córdoba e Jaén con toda Andalucía,
Lorca e Cartagena con toda el Almería,
De muchas otras tierras, que nombrar yo non sabría,
Ayuntó Almozorre muy gran caballería.
387
Cuando fueron juntados comenzó a venir;
Bien coidó a España sin falla conquerir,
E quel Conde castellano non se le podría foir,
Que le farían en presión muerte mala morir.
388
E eran en Facinas ya la gente maldicta,
Todos los castellanos eran en Piedra fita;
El Conde, que la su alma de penas sea quita,
Fuése para San Pedro a esa su ermita.
389
Cuando fué a la ermita el Conde allegado,
Demandó por su monje, don Pelayo llamado;
Dijéronle por nuevas que era ya finado,
Ocho días había, e más no, que era soterrado.
390
Entró en la ermita con muy gran devoción,
Fincó los sus hinojos e fizo su oración,
De los ojos llorando fizo a Dios su petición:
Señor: tu me guarda de yerro e de ocasión.
391
Señor: por gran amor de fer a ti servicio
Paso yo mucho lacerío e dejo mucho vicio;
Con este cuerpo lacerado fágote sacrificio,
Con moros e con cristianos métorne en gran bollicio.
392
Los reyes de España con deshecho pavor
Olvidaron a Ti, que eres su señor;
Tornáronse vasallos del rey Almozor.
393
Cuando yo vi que ellos fueron en su tal error
E por miedo de la muerte ficiéronlo peor.
Nunca de su compaña después hobe sabor,
Por fer a Ti servicio non quise mas su amor.
394
Finqué yo entre todos sólo e desamparado;
Non hobe miedo de muerte nin quise aquel diablo;
Cuando ellos veyeron que era dellos apartado,
Luego fuí de todos ellos muy fuerte amenazado.
395
Llegaronme las cartas a Muñó ese día,
Veniéronme mensajeros cinco en aquel día
Como me amenazaban reyes del Andalucía,
Porque de los de España yo sólo me ercía.
396
Hobieron sus poderes sobre mi de ayuntar;
Unos veníen por tierra, otros veníen por mar;
Queríenme, si podiesen, deste siglo me sacar;
Quesísteme tu, Señor, valer e ayudar.
397
Vencílos e matélos, Señor, con tu poder,
Nunca fui yo contra ti, segúnt mi entender,
Téngome por pagado si te fice algún placer,
Bien tengo que non has por qué me falescer.
398
Por las tus Escrituras que dejó Isaías
Que a los tus vasallos nunca falescerías,
Señor, tu siervo soy con mis caballerías,
Non me partiré de Ti en todos los mis dias.
399
Mas he yo menester, Señor, la tu ayuda;
Señor: Sea por ti Castilla defenduda;
Toda tierra de Africa sobre mi es venuda;
Amparar non la podría, Señor, sin la tu ayuda.
400
Por fuerza nin por seso que yo podiese haber,
Non la podría por guisa ninguna defender;
Señor: dame esfuerzo, seso e poder,
Que pueda al rey Almozore o matar o vencer.
401
Teniendo su vigilia, con Dios se razonando,
Un sueño muy sabroso al Conde fué tomando;
Con sus armas guarnido así se fué acostando,
La carne adormida asi yace soñando.
402
Non podríe el Conde aun ser bien adormido,
El monje San Pelayo de suso le fué venido,
De paños como el sol todo venía vestido,
Nunca mas bella cosa viera home nascido.
403
Llamóle por su nombre al Conde don Fernando;
Díjole: ¿duermes o velas, cómo estás asi callando?
Despierta e vé tu via, ca te crece hoy gran bando;
Vete para el tu pueblo, que te está esperando.
404
El Criador te otorga cuanto pedido le has,
En los pueblos paganos gran mortandad farás,
De tus buenas compañas muchas ahi perderás,
Pero, con todo el daño, el campo le vencerás.
405
Aun te dice más el alto Criador:
Que tu eres su vasallo e él es tu señor,
Con los pueblos paganos lidiarás por el su amor,
Mándate que te vayas lidiar con Almozor.
406
Yo seré ahi contigo, que me lo ha otorgado,
Ahi será el apostol, Santiago llamado,
Enviar ha don Cristo valer a su criado,
Será con tal ayuda Almozorre embargado.
407
Otros vernán ahi muchos, como en visión,
En blancas armaduras: ángeles de Dios son:
Traerá cada uno la cruz en su pendón;
Los moros cuando los veyeren perderán el corazón.
408
Amigo: dicho te he lo que a mi mandaron,
Vóime para aquellos que me acá enviaron;
Dos ángeles fermosos de tierra lo alzaron,
Faciendo grande alegría al cielo lo llevaron.
409
Despertó don Fernando con desecho pavor.
410
¿Qué puede ser aquesto? Válame el Criador,
Pecado es que me quiere echar en algún error:
Jesucristo: yo tuyo soy; guárdame tú, Señor.
411
Estando en el sueño, que soñara, pensando,
Oyó una gran voz que le estaba llamando:
Lieva dende, ve tu via el Conde don Fernando,
Almozorre te espera con el su fuerte bando.
412
Non tardes, ve tu via; sinon tuerto me faces;
¿Porqué tanto me tardas? En gran culpa me yaces;
Non le des ninguna tregua, nin fagas con él paces;
Todo el tu pueblo facerlo has tres faces.
413
Tu entra con los menos de parte de Oriente,
Entrante de la lid verme has visiblemente;
Manda entrar la otra faz de parte de Occidente,
Será Santiago ahi, esto sin fallimiente.
414
Entre la otra tercera de parte de Aquilón;
Venceremos, si esto tu faces, a este bravo león,
Farás tu, si esto faces, a guisa de Sansón,
Cuando con las sus manos lidió con el bestión.
415
Non quiero más decirte, por ende lieva tu via;
Durará la batalla fasta tercero dia.
¿Quieres saber quien trae esta mensajeria?
Millán soy por nombre; Jesucristo me envía.
Dejemos tolosanos tristes e deshonrados,
Ya eran en Tolosa con su señor llegados;
Tornemos en el Conde de los fechos granados,
Cómo había oído otros malos mandados.
380
Que venía Almozorre con muy fuertes fonsados,
Que traian treinta mil vasallos lorigados;
Non serían los peones por ninguna guisa contados;
Estaban cerca Lara, en Muñó ayuntados.
381
Cuando fue Almozorre la otra vez vencido,
Con gran pesar que hobo a Marruecos fué ido;
Mandó por toda Africa andar el apellido,
E fué como a perdón todo el pueblo movido.
382
Turcos e alárabes, esas gentes ligeras,
Que son para en batallas unas gentes certeras,
Que traen arcos de nervios e ballestas cerberas,
De estos venien llenos senderos e carreras.
383
Veníen los almofares e los benimerinos,
Traíen en sus camellos sus fornos e molinos,
Veníen los moros todos, de Oriente vecinos,
De todos estos eran cobiertos los caminos.
384
Veníen ahi destas gentes sin cuento e sin tiento,
Non eran de un logar nin de un entendimiento,
Mas feos que Satán con todo su convento
Cuando sale del infierno sucio e carboniento.
385
Cuando fueron juntados, pasaron allende la mar,
Arribaron al puerto que dicen de Gibraltar,
Coidóse Almozorre del buen Conde vengar,
Por amor de acabarlo non se podía dar vagar.
386
Córdoba e Jaén con toda Andalucía,
Lorca e Cartagena con toda el Almería,
De muchas otras tierras, que nombrar yo non sabría,
Ayuntó Almozorre muy gran caballería.
387
Cuando fueron juntados comenzó a venir;
Bien coidó a España sin falla conquerir,
E quel Conde castellano non se le podría foir,
Que le farían en presión muerte mala morir.
388
E eran en Facinas ya la gente maldicta,
Todos los castellanos eran en Piedra fita;
El Conde, que la su alma de penas sea quita,
Fuése para San Pedro a esa su ermita.
389
Cuando fué a la ermita el Conde allegado,
Demandó por su monje, don Pelayo llamado;
Dijéronle por nuevas que era ya finado,
Ocho días había, e más no, que era soterrado.
390
Entró en la ermita con muy gran devoción,
Fincó los sus hinojos e fizo su oración,
De los ojos llorando fizo a Dios su petición:
Señor: tu me guarda de yerro e de ocasión.
391
Señor: por gran amor de fer a ti servicio
Paso yo mucho lacerío e dejo mucho vicio;
Con este cuerpo lacerado fágote sacrificio,
Con moros e con cristianos métorne en gran bollicio.
392
Los reyes de España con deshecho pavor
Olvidaron a Ti, que eres su señor;
Tornáronse vasallos del rey Almozor.
393
Cuando yo vi que ellos fueron en su tal error
E por miedo de la muerte ficiéronlo peor.
Nunca de su compaña después hobe sabor,
Por fer a Ti servicio non quise mas su amor.
394
Finqué yo entre todos sólo e desamparado;
Non hobe miedo de muerte nin quise aquel diablo;
Cuando ellos veyeron que era dellos apartado,
Luego fuí de todos ellos muy fuerte amenazado.
395
Llegaronme las cartas a Muñó ese día,
Veniéronme mensajeros cinco en aquel día
Como me amenazaban reyes del Andalucía,
Porque de los de España yo sólo me ercía.
396
Hobieron sus poderes sobre mi de ayuntar;
Unos veníen por tierra, otros veníen por mar;
Queríenme, si podiesen, deste siglo me sacar;
Quesísteme tu, Señor, valer e ayudar.
397
Vencílos e matélos, Señor, con tu poder,
Nunca fui yo contra ti, segúnt mi entender,
Téngome por pagado si te fice algún placer,
Bien tengo que non has por qué me falescer.
398
Por las tus Escrituras que dejó Isaías
Que a los tus vasallos nunca falescerías,
Señor, tu siervo soy con mis caballerías,
Non me partiré de Ti en todos los mis dias.
399
Mas he yo menester, Señor, la tu ayuda;
Señor: Sea por ti Castilla defenduda;
Toda tierra de Africa sobre mi es venuda;
Amparar non la podría, Señor, sin la tu ayuda.
400
Por fuerza nin por seso que yo podiese haber,
Non la podría por guisa ninguna defender;
Señor: dame esfuerzo, seso e poder,
Que pueda al rey Almozore o matar o vencer.
401
Teniendo su vigilia, con Dios se razonando,
Un sueño muy sabroso al Conde fué tomando;
Con sus armas guarnido así se fué acostando,
La carne adormida asi yace soñando.
402
Non podríe el Conde aun ser bien adormido,
El monje San Pelayo de suso le fué venido,
De paños como el sol todo venía vestido,
Nunca mas bella cosa viera home nascido.
403
Llamóle por su nombre al Conde don Fernando;
Díjole: ¿duermes o velas, cómo estás asi callando?
Despierta e vé tu via, ca te crece hoy gran bando;
Vete para el tu pueblo, que te está esperando.
404
El Criador te otorga cuanto pedido le has,
En los pueblos paganos gran mortandad farás,
De tus buenas compañas muchas ahi perderás,
Pero, con todo el daño, el campo le vencerás.
405
Aun te dice más el alto Criador:
Que tu eres su vasallo e él es tu señor,
Con los pueblos paganos lidiarás por el su amor,
Mándate que te vayas lidiar con Almozor.
406
Yo seré ahi contigo, que me lo ha otorgado,
Ahi será el apostol, Santiago llamado,
Enviar ha don Cristo valer a su criado,
Será con tal ayuda Almozorre embargado.
407
Otros vernán ahi muchos, como en visión,
En blancas armaduras: ángeles de Dios son:
Traerá cada uno la cruz en su pendón;
Los moros cuando los veyeren perderán el corazón.
408
Amigo: dicho te he lo que a mi mandaron,
Vóime para aquellos que me acá enviaron;
Dos ángeles fermosos de tierra lo alzaron,
Faciendo grande alegría al cielo lo llevaron.
409
Despertó don Fernando con desecho pavor.
410
¿Qué puede ser aquesto? Válame el Criador,
Pecado es que me quiere echar en algún error:
Jesucristo: yo tuyo soy; guárdame tú, Señor.
411
Estando en el sueño, que soñara, pensando,
Oyó una gran voz que le estaba llamando:
Lieva dende, ve tu via el Conde don Fernando,
Almozorre te espera con el su fuerte bando.
412
Non tardes, ve tu via; sinon tuerto me faces;
¿Porqué tanto me tardas? En gran culpa me yaces;
Non le des ninguna tregua, nin fagas con él paces;
Todo el tu pueblo facerlo has tres faces.
413
Tu entra con los menos de parte de Oriente,
Entrante de la lid verme has visiblemente;
Manda entrar la otra faz de parte de Occidente,
Será Santiago ahi, esto sin fallimiente.
414
Entre la otra tercera de parte de Aquilón;
Venceremos, si esto tu faces, a este bravo león,
Farás tu, si esto faces, a guisa de Sansón,
Cuando con las sus manos lidió con el bestión.
415
Non quiero más decirte, por ende lieva tu via;
Durará la batalla fasta tercero dia.
¿Quieres saber quien trae esta mensajeria?
Millán soy por nombre; Jesucristo me envía.
jueves, 12 de septiembre de 2013
Poema de Fernán González - XIX - La batalla de Hacinas
416
Cuando hobo don Fernando todo esto oido,
El varón don Millán a los cielos fué ido;
Fué luego de la ermita el buen Conde espedido,
Tornóse a Piedrafita, donde él fuera salido.
417
Cuando llegó el Conde a su buena compaña,
Fabláronle sus vasallos todos con fuerte saña;
Maltraíanle tanto, que era por gran fazaña.
418
Como estaban malincónicos e con gran despecho
De chicos e de grandes, de todos fué maltrecho;
Faces, dijeron al Conde, sin ninguna guisa mal fecho;
Si algún yerro grande tomamos, será muy gran derecho.
419
Así como ladrón andas, de estos que andan a furtar,
Asi sólo señero te amas a apartar;
Cuando nosotros te buscamos, non te podemos fallar,
Habremos solo por aquesto algún grande yerro tomar.
420
Porque tanto te sofrimos, por ende somos peores;
Pedímoste por merced que non nos fagas traidores,
Ca non lo fueron nunca nuestros antecesores,
Nin hobo en el mundo más leales señores.
421
Cuando a toda su guisa le hobieron maltraido,
Díjoles don Fernando: por Dios, sea oído;
De cuanto que yo fice non soy arrepentido,
Non me debedes tener ansina por tan fallido.
422
Fui yo a la ermita por mio amigo ver,
Por haber yo e él ambos a dos placer;
Cuando fui allá llegado dernandé dél saber,
Dijéronme por nuevas que era en ajeno poder.
423
Sope yo cómo era mi amigo finado,
Mostráronme el logar donde yacíe soterrado;
Rogué a Jesucristo que si él fizo algún pecado
Por la su gran mesura que le sea perdonado.
424
Entrante de la puerta alli fice mi oración
Atal cual Dios me dió seso e me metió en corazón;
Vino a mi el monje como en visión,
Despierta, dijo, amigo, que hora es e sazón.
425
Díjomelo en sueños e non lo quise creer;
Desperté e non pude ninguna cosa ver;
Oí una gran voz del cielo descender,
Voz era de los santos, según mi entender.
426
Esta es la razón que la voz me decía:
Conde Fernán González, liévate e ve tu vía,
Todo el poder del Africa e de la Andalucía
Vencerlo has en el campo deste tercero dia.
427
Díjorne que mal facía por tanto que tardaba
A aquel rey de los reyes, por cuyo amor lidiaba;
Que fuese e que non tardase contra la gente pagana,
Que ¿porqué habia miedo pues que él me ayudaba?
428
Otras cosas me dijo que me quiero callar,
Que sería gran alonganza de todo lo contar;
Mas haberlo hedes todo aína de probar,
Fasta que lo probedes habermelo he de callar.
429
En aquella ermita fui yo bien aconsejado
Del monje fray Pelayo, siervo de Dios amado,
Que por el su consejo Almozorre fué arrancado;
Fuile a buscar agora e falléle soterrado.
430
Basta que lo sepades, como yo lo fuy a saber,
Por ende non me debedes por fallido tener;
Aguardar vos quería a todo mi poder,
E por mengua de mi en yerro non caer.
431
De Dios e de los homes menester nos ha consejo,
Sinon los afincamos, fernos han mal trebejo.
432
Traíe el rey Alejandre muy gran pueblo sobejo,
Eso mismo el rey Almozorre fuerte pueblo morejo,
Mas nunca en la su vida ayuntó tal consejo.
433
Mil hay para uno, esto bien lo sabemos;
Dicho es que ha menester que qué consejo tomemos,
Magüer fuir queramos facerlo non podemos;
Asi como los peces enredados, ansi yacemos.
434
Aragón e Navarra e todos los pitavinos
Si en queja nos vieren non nos serán padrinos,
Non nos darían salida por ningunos caminos,
Mal nos quieren de muerte todos nuestros vecinos.
435
Si nos por mal pecado fuéremos arrancados,
Los nuestros enemigos serán de nos vengados;
Seremos nos cativos, fambrientos e lacerados,
Serán los nuestros fijos de moros antenados.
436
Los fijos e las fijas, que nos tanto queremos,
Verlos hemos llevar cativos, valer non los podremos;
Do nos mandaren ir, por fuerza allá iremos,
A nuestros fijos e fijas jamás nunca los veremos.
437
Es desamparado de todo bien el cabtivo,
Mas dice muchas veces que non querria ser vivo;
Dice: Señor del mundo ¿porqué me eres esquivo,
Que me faces vivir lacerado e mestivo?
438
Ligera cosa es la muerte de pasar,
Muerte de cada dia muy mala es de endurar;
Sofrir tanto lacerio e ver tanto pesar,
Ver los sus enemigos lo suyo heredar.
439
Contesce eso mismo con la gente renegada:
Heredan nuestra tierra e tiénenla forzada;
Mas mudarse ha la rueda que está trastornada,
Serán ellos vencidos; la fé de Cristo honrada.
440
Non es dicha fortuna por ser siempre en un estado,
De uno ser siempre rico e otro ser menguado;
Cambia estas dos cosas la fortuna priado:
Al pobre face rico e al rico menguado.
441
Quiere facer las cosas asi el Criador,
De dar e de quitar él es el facedor;
Por entender que él es sobre todos el mejor,
El que suele ser vencido será el vencedor.
442
A tal Señor como aqueste debemos nos rogar
Por la su gran mesura nos quiera ayudar;
Que en él nos está todo, caer e levantar,
Ca sin él non podemos ninguna cosa acabar.
443
Amigos: lo que digo bien entender debedes,
Si fuéremos vencidos ¿qué consejo tomaredes?
Moriredes como malos, la tierra perderedes;
Si esta vez caedes, nunca vos levantaredes.
444
De mi mismo vos digo lo que coido yo facer:
Nin preso nin cabtivo non me dejaré ser
Magüer ellos a vida me quieran prender:
Matarme he yo antes que nunca ser en su poder.
445
Todo aquel que de vosotros a prisión se les diere
E con miedo de la muerte del campo saliere,
Quede por alevoso el que tal fecho ficiere;
Con Judas en el infierno yagua cuando moriere.
446
Cuando esto oyó el su pueblo cruzado,
Todos por una boca fablaron muy priado:
Señor: lo que tu dices sea a nos otorgado,
El que fuyere de nos yagua con Judas abrazado.
447
E cuando hobo el Conde dichas estas razones,
Antes teníen todos endurecidos los corazones,
Fueron todos confortados, caballeros e peones,
Mandó cómo ficiesen esos grandes varones.
Cuando hobo don Fernando todo esto oido,
El varón don Millán a los cielos fué ido;
Fué luego de la ermita el buen Conde espedido,
Tornóse a Piedrafita, donde él fuera salido.
417
Cuando llegó el Conde a su buena compaña,
Fabláronle sus vasallos todos con fuerte saña;
Maltraíanle tanto, que era por gran fazaña.
418
Como estaban malincónicos e con gran despecho
De chicos e de grandes, de todos fué maltrecho;
Faces, dijeron al Conde, sin ninguna guisa mal fecho;
Si algún yerro grande tomamos, será muy gran derecho.
419
Así como ladrón andas, de estos que andan a furtar,
Asi sólo señero te amas a apartar;
Cuando nosotros te buscamos, non te podemos fallar,
Habremos solo por aquesto algún grande yerro tomar.
420
Porque tanto te sofrimos, por ende somos peores;
Pedímoste por merced que non nos fagas traidores,
Ca non lo fueron nunca nuestros antecesores,
Nin hobo en el mundo más leales señores.
421
Cuando a toda su guisa le hobieron maltraido,
Díjoles don Fernando: por Dios, sea oído;
De cuanto que yo fice non soy arrepentido,
Non me debedes tener ansina por tan fallido.
422
Fui yo a la ermita por mio amigo ver,
Por haber yo e él ambos a dos placer;
Cuando fui allá llegado dernandé dél saber,
Dijéronme por nuevas que era en ajeno poder.
423
Sope yo cómo era mi amigo finado,
Mostráronme el logar donde yacíe soterrado;
Rogué a Jesucristo que si él fizo algún pecado
Por la su gran mesura que le sea perdonado.
424
Entrante de la puerta alli fice mi oración
Atal cual Dios me dió seso e me metió en corazón;
Vino a mi el monje como en visión,
Despierta, dijo, amigo, que hora es e sazón.
425
Díjomelo en sueños e non lo quise creer;
Desperté e non pude ninguna cosa ver;
Oí una gran voz del cielo descender,
Voz era de los santos, según mi entender.
426
Esta es la razón que la voz me decía:
Conde Fernán González, liévate e ve tu vía,
Todo el poder del Africa e de la Andalucía
Vencerlo has en el campo deste tercero dia.
427
Díjorne que mal facía por tanto que tardaba
A aquel rey de los reyes, por cuyo amor lidiaba;
Que fuese e que non tardase contra la gente pagana,
Que ¿porqué habia miedo pues que él me ayudaba?
428
Otras cosas me dijo que me quiero callar,
Que sería gran alonganza de todo lo contar;
Mas haberlo hedes todo aína de probar,
Fasta que lo probedes habermelo he de callar.
429
En aquella ermita fui yo bien aconsejado
Del monje fray Pelayo, siervo de Dios amado,
Que por el su consejo Almozorre fué arrancado;
Fuile a buscar agora e falléle soterrado.
430
Basta que lo sepades, como yo lo fuy a saber,
Por ende non me debedes por fallido tener;
Aguardar vos quería a todo mi poder,
E por mengua de mi en yerro non caer.
431
De Dios e de los homes menester nos ha consejo,
Sinon los afincamos, fernos han mal trebejo.
432
Traíe el rey Alejandre muy gran pueblo sobejo,
Eso mismo el rey Almozorre fuerte pueblo morejo,
Mas nunca en la su vida ayuntó tal consejo.
433
Mil hay para uno, esto bien lo sabemos;
Dicho es que ha menester que qué consejo tomemos,
Magüer fuir queramos facerlo non podemos;
Asi como los peces enredados, ansi yacemos.
434
Aragón e Navarra e todos los pitavinos
Si en queja nos vieren non nos serán padrinos,
Non nos darían salida por ningunos caminos,
Mal nos quieren de muerte todos nuestros vecinos.
435
Si nos por mal pecado fuéremos arrancados,
Los nuestros enemigos serán de nos vengados;
Seremos nos cativos, fambrientos e lacerados,
Serán los nuestros fijos de moros antenados.
436
Los fijos e las fijas, que nos tanto queremos,
Verlos hemos llevar cativos, valer non los podremos;
Do nos mandaren ir, por fuerza allá iremos,
A nuestros fijos e fijas jamás nunca los veremos.
437
Es desamparado de todo bien el cabtivo,
Mas dice muchas veces que non querria ser vivo;
Dice: Señor del mundo ¿porqué me eres esquivo,
Que me faces vivir lacerado e mestivo?
438
Ligera cosa es la muerte de pasar,
Muerte de cada dia muy mala es de endurar;
Sofrir tanto lacerio e ver tanto pesar,
Ver los sus enemigos lo suyo heredar.
439
Contesce eso mismo con la gente renegada:
Heredan nuestra tierra e tiénenla forzada;
Mas mudarse ha la rueda que está trastornada,
Serán ellos vencidos; la fé de Cristo honrada.
440
Non es dicha fortuna por ser siempre en un estado,
De uno ser siempre rico e otro ser menguado;
Cambia estas dos cosas la fortuna priado:
Al pobre face rico e al rico menguado.
441
Quiere facer las cosas asi el Criador,
De dar e de quitar él es el facedor;
Por entender que él es sobre todos el mejor,
El que suele ser vencido será el vencedor.
442
A tal Señor como aqueste debemos nos rogar
Por la su gran mesura nos quiera ayudar;
Que en él nos está todo, caer e levantar,
Ca sin él non podemos ninguna cosa acabar.
443
Amigos: lo que digo bien entender debedes,
Si fuéremos vencidos ¿qué consejo tomaredes?
Moriredes como malos, la tierra perderedes;
Si esta vez caedes, nunca vos levantaredes.
444
De mi mismo vos digo lo que coido yo facer:
Nin preso nin cabtivo non me dejaré ser
Magüer ellos a vida me quieran prender:
Matarme he yo antes que nunca ser en su poder.
445
Todo aquel que de vosotros a prisión se les diere
E con miedo de la muerte del campo saliere,
Quede por alevoso el que tal fecho ficiere;
Con Judas en el infierno yagua cuando moriere.
446
Cuando esto oyó el su pueblo cruzado,
Todos por una boca fablaron muy priado:
Señor: lo que tu dices sea a nos otorgado,
El que fuyere de nos yagua con Judas abrazado.
447
E cuando hobo el Conde dichas estas razones,
Antes teníen todos endurecidos los corazones,
Fueron todos confortados, caballeros e peones,
Mandó cómo ficiesen esos grandes varones.
martes, 10 de septiembre de 2013
Poema de Fernán González - XX - Descripción de la batalla
448
Mandó que fuesen prestos otro dia mañana
Que fuesen puestas las haces en medio de la plana,
Todos fuesen armados a primera campana,
Darían lid campal a aquella gente pagana.
449
A don Gustio González, el que de Salas era,
A él e a sus fijos dióles la delantera,
Ca por miedo de muerte non dejarían la carrera;
Con ellos iba don Velasco, que era de esa ribera.
450
Entró Gonzalo Díaz en esa misma haz,
Era en los concejos muy bueno de toda paz,
Era para en faciendas crudo como agraz,
Quienquier lo demandase, fallar lo hie de faz.
451
Dos sobrinos del Conde, valientes e ligeros,
Ficiéralos el Conde estonces caballeros,
Debieran ser contados estos en los primeros,
Fueron estos llamados los lobos carniceros.
452
Los que Gustio Gonzalez habia de acabdillar,
Doscientos fueron estos caballeros de prestar;
Estos mandó el Conde por una parte entrar,
De cuáles ellos fueron nos podrían mejorar.
453
Dióles seis mil peones para la delantera,
Homes de la montaña, gente fuerte e ligera;
Si bien guisados fuesen como menester les era,
Por tres tantos de moros non dejarien la carrera.
454
Dejemos esta faz toda bien preparada,
Non podrie el cabdillo mejorarse por nada,
Serie por nula fuerza aduro quebrantada,
Ya era en todo esto la otra haz aguisada.
455
Fué dado por cabdillo don Lope el Vizcaino,
Bien rico de manzanas, pobre de pan e de vino.
456
Con él fueron contados fijos de don Laíno,
E otro de la montaña que dicien don Martino,
457
Había ahi de burgoñeses, otrosí de treviñanos,
Caballeros bien ligeros e de corazón lozanos;
De Castilla la Vieja hobo ahi buenos castellanos,
Que muchos buenos fechos ficieron ahi por sus manos.
458
Venien ahi de Castro unas buenas compañas;
Venien ahi con ellos otros de las montañas;
Fueron ahi estorianos, gentes muy bien aguisadas,
Muy buenas gentes de armas e complidas de mañas.
459
Veníen ahi estos caberos en la haz mediana,
Estos eran docientos de la flor castellana;
Todos fueron en campo otro día mañana,
Esa fué para moros una negrua semana.
460
Dióles seis mil peones con que los combatiesen,
Peones con peones en uno los partiesen;
Que cuando los peones carrera les abriesen,
Entrarían los caballeros mejor por do podiesen.
461
El Conde don Fernando, de los fechos granados,
Hobo veinte escuderos en ese día armados;
Estos con el buen Conde en haz fueron entrados,
Por todos fueron cincuenta e non más contados.
462
Rui Cabia e Nuño, de los de alfoz de Lara,
Venían ahi los serranos, gentes quél poblara
En una sierra fuerte quél del moro ganara;
Venían ahi los Velascos, que ese día armara.
463
Venían ahi tres mil peones, todos de buena gente
Que por miedo de muerte non farían fallimiente;
Magüer que fuesen buscados en partes de Oriente,
Non fallarían mejores fasta en Occidente.
464
Consejóles a todos de cuál guisa ficiesen
Si el día primero vencer non los podiesen;
Que se tornasen afuera cuando el cuerno oyesen,
A la seña del Conde todos se acogiesen.
465
Cuando hobo el buen Conde su cosa aguisada,
Sus faces bien paradas, su gente ordenada,
Sabie bien cada uno su certera entrada,
Tornaron a sus tiendas, cada uno a su posada.
466
Cenaron e folgaron esa gente cruzada,
Todos a Dios rogaron con voluntad pagada
Que allí les ayudase la su virtud sagrada.
467
Vieron aquella noche una muy fiera cosa;
Venía por el aire una sierpe rabiosa
Dando muy fuertes gritos la fantasma astrosa,
Toda venía sangrienta, bermeja así como rosa.
468
Facía ella semblante que ferida venía,
Semejaba en los gritos que el cielo se partía,
Alumbraba las vestes el fuego que vertía,
Todos hobieron gran miedo que quemar los venía.
469
Non hobo ende ninguno que fuese tan esforzado
Que gran miedo non hobo e non fuese espantado;
Cayeron muchos homes en tierra del espanto,
Hobieron muy gran miedo todo el pueblo cruzado.
470
Despertaron al Conde, que era ya dormido,
Ante quél veniese el culebro era ido;
Falló todo el su pueblo como desmaído,
Demandó del culebro cómo fuera venido.
471
Dijéronselo todo, de cual guisa viniera
Como cosa ferida, que muy grandes gritos diera,
Vuelta venía en fuego aquella bestia fiera,
Porque se maravillaran cómo la tierra non la encendiera.
472
Cuando se lo contaron así como lo vieron
Entendió bien el Conde qué gran miedo hobieron;
En esta atal figura que diablos la ficieron
A los pueblos cruzados revolverlos quisieron.
473
A los moros tenían que los venía a ayudar,
Coidaban sin duda a los cristianos espantar;
Por tal que los cruzados se hobieran a tornar
Que quisiera en la hueste algún fuego echar.
474
Mandó a sus varones el buen Conde llamar;
Cuando fueron juntados mandólos escuchar:
Que él les diría qué quería la serpiente demostrar,
Luego de los estrelleros comenzó de fablar.
475
Los moros, bien sabedes, que se guían por estrellas,
Non se guían por Dios, que se guían por ellas;
Otro Criador nuevo han fecho ellos dellas;
Dicen que por ellas ven muchas de maravellas.
476
Hay aun otros que saben muchos encantamentos
E facen muy malos gestos con sus esperamentos
De revolver las nubes e de revolver los vientos;
Muéstrales el diablo estos entendimientos.
477
Ayuntan los diablos con sus conjuramentos;
Allégasen con ellos e facen sus conventos;
Dicen de los pasados todos sus fallimientos,
Todos facen consejo los falsos carbonientos.
478
Algún moro astroso, que sabe encantar,
Fizo aquel diablo en sierpe figurar;
Por temor que podiese a vosotros espantar
Con este tal engaño coidáronse nos tornar.
479
Como sodes sesudos, bien podedes saber
Que non han ellos poder de mal a nos facer,
Que quitóles Jesucristo el su fuerte poder;
Véades que son locos los que lo quieren creer,
480
Que es de El de todo el mundo en uno el poder,
Que a El solo debemos todos obedecer,
Con El es poderoso de dar e de toller,
A tal Señor como aqueste debemos nos de temer.
481
Quén este Señor deja e en la bestia fía
Tengo que es caído a Dios en gran ira;
Anda en fallimiento la su alma mezquina;
Cuantos que ansina andan, el diablo los guía.
482
Tornemos en lo ál en que agora estamos;
Trabajado habemos, menester es que durmarnos;
Con ellos en el campo eras mañana seamos,
Todos en su logar así como mandamos.
483
Fueron a sus posadas, se echaron a dormir;
Comenzaron las alas los gallos a ferir;
Levantáronse todos, misa fueron a oír,
Confesarse a Dios, sus pecados descobrir.
484
Todos, grandes e chicos, su oración ficieron,
Del mal que habían fecho todos se arrepintieron;
La hostia consagrada todos la rescibieron,
Todos de corazón a Dios merced pedieron.
485
Era en todo esto el día allegado,
Entraron en sus armas todo el pueblo cruzado;
Las faces fueron puestas como les fue mandado,
Bien sabe cada uno su logar señalado.
486
Fueron todas las gentes en un punto guarnidas,
Movieron para ellos todos por sus partidas,
Las haces fueron puestas, mezcladas las ferridas,
Hobo ahi de cada parte muchas gentes caídas.
487
El Conde don Fernando, este leal cabdillo,
Parescía entre todos un fermoso castillo;
Había en la faz primera abierto un gran portillo,
Tenía en el escudo fincado mucho cuadrillo.
488
Rompía todas las haces que fronteras estaban;
A la parte quél iba todos carrera le daban;
Los golpes que facía bien a lejos sonaban,
489
Andaba por las haces como león fambriento,
De vencer o morir tenía fuerte taliento;
Dejaba por do iba todo el campo sangriento,
Daba ahi muchas ánimas al bestión mascariento.
490
Un rey de los de Africa era ahi de fuerza grande,
Entre todos los otros semejaba un gigante,
Que al Conde buscaba, e así facía el Conde al semejante,
Et luego cuando vió al Conde fuésele parar delante.
491
El Conde, cuando lo vió tan irado venir,
Aguizó el caballo e fuélo a rescebir;
Abajaron las lanzas e fuéronse a ferir,
Que debiéran tales golpes una torre partir.
492
Entre amos uno a otro fueron mucho embargados,
Fueron muy mal feridos e estaban embazados;
Fablar non se podían, tanto eran mal golpeados,
Eran de fuertes golpes ambos a dos llagados.
493
El Conde don Fernando, magüer que malferido,
En antes que el rey entró en todo su sentido;
Del Conde fué el rey otra vez malferido;
Fué luego del caballo a tierra abatido.
494
Los vasallos del moro, cuando aquesto vieron,
Cercaron al buen Conde, muy gran priesa le dieron:
Esa hora castellanos en balde non estuvieron,
Dando grandes ferridas, a su señor acorrieron.
495
El Conde castellano, con sus gentes dudadas,
Fueron aquestas horas fuertemente esforzadas;
El caballo del Conde traía grandes lanzadas.
Venía fasta los pies las entrañas colgadas.
496
Hobo el su buen caballo al Conde de morir,
A mayor fuerte sazón non le pudiera falescir,
Ca non podía tornarse nin podia foir,
Las coítas que sofría non las podría home decir.
497
Estaba apeado, en derredor la su buena mesnada,
Escudo contra pechos, en la mano su espada;
Válame, dijo, Cristo, la tu virtud sagrada,
Non quede hoy Castilla de Ti desamparada.
498
Los moros eran muchos; teníenlo bien cercado;
Magüer que el buen Conde estaba apeado
Fería a todas partes a guisa de esforzado;
Los sus buenos vasallos valiéronlo priado.
499
Diéronle un caballo, cuál el menester había;
Daba gracias a Dios e facía grande alegría;
Señor, merced tamaña gradecer non te podría,
Que tan bien acorriste a la gran coíta mía.
500
Dejémosnos el Conde, mejor de otras lides,
Faciendo lo queface el lobo en las grueyes.
501
Don Gustio González, que el otra faz guiaba,
Corría mucha sangue por do él aguijaba,
Iban grandes arroyos como fuente que manaba,
Facía gran mortandat en aquesta gente braba.
502
Los moros en todo esto en balde non yacían;
En los homes de pie gran mortandat facían;
Sábet que de ambas las partes muchos homes caían;
A los golpes que daban las sierras reteñían.
503
Don Diego Lainez, con ambos sus hermanos,
Ferría del otra parte con otros castellanos;
Facía gran mortandat en los pueblos paganos,
Todos caían de vuelta, los moros e los cristianos.
504
Estudo la facienda en peso todo el día,
Sobre ganar el campo era grande la porfía;
Teníese por bien andante el que mejor fería,
Sobre todos el Conde llevaba la mejoría,
Ca el que de sus manos escapaba teníase por nascido ese día.
505
Feríalos don Fernando de toda voluntad,
En los pueblos paganos facía gran mortandad;
Válasme, dijo, Cristo, padre de piedad,
Sea hoy ensalzada por ti la cristiandad.
506
Tenía llenos de polvo la boca e los dientes,
Que apenas podía fablar por confortar sus gentes
Diciendo: hoy sed buenos vasallos e parientes,
Los buenos en tal día débedes parar mientes.
507
Decía: ferid de recio, mis leales amigos;
Habedes muchos tuertos de Almozorre recebidos;
Para vengarnos dél sed bien mente metidos,
Membradvos que por eso somos aquí venidos.
508
El sol era ya puesto, quería anochecer;
Nin moros nin cristianos non se podían vencer;
Mandó luego el Conde su cuerno tañer;
Hobiéronse todos a la seña de acojer.
509
Los pueblos castellanos e las gentes cruzadas
Sacaron a los moros fueras de sus posadas;
El Conde don Fernando con todas sus mesnadas
Fueron aquella noche todas bien albergadas.
510
El Conde e sus gentes las posadas tomaron,
Hobieron tal albergue cual a Dios demandaron,
Cuanto menester hobieron todo ahi lo fallaron,
Con sus armas guarnidos toda la noche velaron.
511
En el día primero muy gran daño tomaron.
Sean en paraíso cuantos ahi finaron.
512
Otro día mañana, los pueblos descreídos
Todos estaban en el campo con sus armas guarnidos,
Dando muy grandes voces e grandes apellidos,
Los montes e valles semejaban movidos.
513
El Conde don Fernando con su gente lozana
Todos oyeron misa otro día mañana;
Fueron todos en el campo a primera campana,
Paráronse las haces en medio de la plana.
514
Comenzaron el pleito a do lo habían dejado
Llamando Santiago, el apóstol honrrado;
Las faces fueron vueltas, el torneo mezclado,
Bien habían castellanos aquel menester usado.
515
Orbita, el su alférez, el que traía la seña,
Non sofría más golpes que si fuese él una peña;
Nunca mejor la tovo el buen terrín de Ardeña,
Dios perdone la su alma, quél yace en Cerdeña.
516
El Conde don Fernando, corazón sin flaqueza,
Señor de enseñamiento, cimiento de nobleza,
Fería en los paganos sin ninguna pereza,
Estonces dijo: Caballeros, afán hay en pobreza.
517
El Conde don Fernando, más bravo que serpiente,
Había la gran fuerza en el cuer caliente;
Mataba e fería en la mala semiente,
Facía gran mortandat en el pueblo descreyente,
518
Dejémos nos al Conde en priesa estar,
Nunca nasció home de armas que le podiese mejorar;
Digamos de los otros, non habían más vagar,
Ca ahi les iba todo, caer o levantar.
519
Los unos e los otros de recio se combatieron,
Sépades que de ambas las partes muchos homes morieron;
La noche fué venida, de allí se hercieron;
Nada non acabaron por lo que ahi venieron.
520
Tornáronse a las tiendas fambrientos e lacerados;
Llevaron fuerte día; estaban muy cansados;
Habían ahi muchos homes feridos e matados;
Cenaron e dormieron toda la noche armados.
521
El Conde don Fernando, de facienda granada,
Mandó a primera noche llamar a su mesnada;
Luego fué a poca de hora toda con él juntada,
Pasaron por oírle aquella gente lacerada.
522
Amigos, dijo el Conde, por Dios que esforcedes,
Por el muy mal lacerio que non vos desmayedes.
Fasta hora de nona grande ocorro habredes
..............el campo vos venceredes.
523
Todos de corazón eran para lidiar;
Nin lanzas nin espadas non habían vagar;
Reteñíen los yelmos, las espadas quebrar;
Feríen en los capillos, las lorigas falsar.
524
Los chicos e los grandes, todos a él mientes paraban;
Como ángel de Dios todos a él aguardaban;
Cuando oíen: Castilla: todos se esforzaban;
Todos en su palabra grand esfuerzo tomaban.
525
Don Gustio González era leal cabdillo.
Había en los primeros abierto un gran portillo;
Un rey de los de Africa, valiente caballero,
Ferrióle de una espada por medio del capiello.
526
El capiello e el almofar e la cofia de armar,
Hóbolo la espada ligera de cortar;
Hobo fasta los ojos la espada de pasar,
De aqueste golpe hobo don Gustio a finar.
527
Allí do él murió non yace el señero,
Un sobrino del Conde, que era su compañero;
Matóse con un moro que era buen caballero,
Non había ahi de moros más extraño bracero.
528
Otros muchos cristianos por ende ahi morieron,
Ellos en todo esto en balde non estovieron,
En los pueblos paganos gran mortandat ficieron,
Fablarán dello siempre todos cuantos lo oyeron.
.
529
Al Conde don Fernando llegaron los mandados
Como eran de los otros los mejores finados;
Los cristianos estaban tristes, deserrados;
Si los non acorrían, que eran desbaratados.
530
Cuando lo oyó el Conde por ende fué muy aquejado,
Aguijó el caballo e acorrióles priado;
Falló de mala guisa revuelto el mercado,
Presos fueran e muertos si non fuera llegado.
531
Ferrió luego el Conde en los pueblos paganos;
De lo quél alcanzaba pocos iban dél sanos;
Dicie: Yo soy el Conde, esforzad, castellanos,
Feridlos bien de recio, amigos e hermanos.
532
Los cristianos lacerados, cuando aquesto vieron.
Aunque eran mal andantes, todo el miedo perdieron;
Todos con su señor grand esfuerzo cogieron;
En las faces paganas muy de recio ferieron.
533
El Conde castellano, de corazón cumplido,
Dicie: Ferit, caballeros, que hoy habéis vencido,
Non sé donde falle pan quien hoy fuere retraído,
Mucho le valdría más que nunca fuese nascido.
534
Non es home en el mundo que al Conde oyese
Que en ninguna manera ser malo podiese;
Nunca podrie ser malo el que con él se viese;
Mejor debrie ser que otro el que con él visquiese.
535
El que a don Gustio González esas horas matara,
Del Conde si podiera de grado se desviara;
Si lo guisar podiera mejor ahi lo baratara;
El señor de Castilla fuesle a parar de cara.
536
El gran rey africano oyéralo decir,
Que ningún home al Conde non se le podía guarir:
Por tanto, si él podiera, quisiéralo foir;
Non le dió vagar el Conde, e fuélo a ferir.
537
Firióle luego el Conde e partióle el escudo;
Rompióle las guarniciones con fierro mucho agudo;
El rey moro de muerte amparar non se pudo,
Fué de caballo ayuso a tierra abatido.
538
Fueron los africanos desto mucho pesantes,
Ca eran del buen Conde todos muy mal andantes;
Ferrieron sobre el Conde más de mil cabalgantes,
El torneo fué vuelto más firme que non de antes.
539
Murieron bien cuarenta de parte de Castilla,
Salía mucho caballo vacío con su silla.
Habíe de sus vasallos el Conde gran mancilla,
Coidó sin duda que se perdiera Castilla.
540
Era en fuerte cuíta el Conde don Fernando,
Iba, si se le firiese, su muerte aguisando;
Alzó al cielo los ojos, al Criador rogando,
Como si estoviese con él ansi le está llamando.
540
Señor, pues es el Conde de ti desamparado,
Que por alguna culpa eres de él despagado,
Rescibe tú, Señor, en guarda este condado,
Si non, será aína por suelo astragado.
540b
Pero yo non moriré así desamparado,
Antes habrán de mí los moros mal mercado,
Toda cosa fará antes este cuerpo lacerado,
Que cuanto el mundo dure siempre será contado.
541
Pues non soy venturoso desta lid arrancar,
Quier que escape a vida, yo non quiero escapar,
Nin nunca veré más coíta nin más pesar,
Meterme he en logar donde me hayan de matar.
542
Castilla quebrantada quedará sin señor,
Iré yo con esta rabia mezquino pecador.
Seré en cabtiverio del moro Almozor;
Por non ver aquel día la muerte es mejor.
545
Señor: ¿por qué nos tienes a todos fuerte saña?
Por los nuestros pecados non destruyas a España;
Perderse ella por nos semejaría fazaña
Que de buenos cristianos non habria calaña.
546
Padre, Señor del mundo, Padre vero Jesucriste,
De lo que me dijeron, nada non me compliste,
Que me acorrerías, comigo lo posiste;
Yo non te falesciendo ¿porque tu me falesciste?
547
Si atanta de gracia me quisieses tu dar,
Que yo a Almanzore me pudiese allegar,
Non creo yo que a vida me pudiese escapar,
Yo mismo cuidaría la mi muerte vengar.
548
Todos los mis vasallos, que aqui son finados,
Serían por su señor este dia vengados;
Todos en paraiso conmigo ayuntados;
Faria muy grande honra el Conde a sus vasallos.
549
Querellándose a Dios el Conde don Fernando,
Los finojos fincados, al Criador rogando
Oyó una grande voz que le estaba llamando;
Ferrando de Castilla: hoy te cresce muy grand bando.
550
Alzó suso los ojos por ver quien le llamaba;
Vió al santo apóstol que de suso le estaba,
De caballeros con él gran compaña llevaba,
Todos, armas cruzadas, como a él se semejaban.
551
Fueron contra los moros las haces bién paradas,
Nunca vió home nado gentes tan esforzadas;
El moro Almanzorre con todas sus mesnadas,
Con ellos fueron luego fuertemente embargadas.
552
Veien de una señal tantos pueblos armados,
Hobieron muy grand miedo, fueron mal espantados;
De cual parte venían eran maravillados;
Lo que más les pesaba que eran todos cruzados.
553
Dijo el rey Almanzorre: esto non puede ser;
¿Donde le recreció al Conde atan fuerte poder?
Cuidaba yo hoy sin duda de le matar o prender,
Ca agora con estas gentes él ha a nos acometer.
554
Los cristianos mezquinos, que estaban ya cansados,
De fincar con las ánimas eran desafincados,
Fueron con el apostol muy fuerte confortados,
Nunca fueron en una hora tan fuerte esforzados.
555
Acrecentóles esfuerzo, todo el miedo perdieron,
En los pueblos paganos gran mortandad ficieron;
Los poderes de Africa sofrir non los pudieron,
Tornaron las espaldas, del campo se movieron.
Mandó que fuesen prestos otro dia mañana
Que fuesen puestas las haces en medio de la plana,
Todos fuesen armados a primera campana,
Darían lid campal a aquella gente pagana.
449
A don Gustio González, el que de Salas era,
A él e a sus fijos dióles la delantera,
Ca por miedo de muerte non dejarían la carrera;
Con ellos iba don Velasco, que era de esa ribera.
450
Entró Gonzalo Díaz en esa misma haz,
Era en los concejos muy bueno de toda paz,
Era para en faciendas crudo como agraz,
Quienquier lo demandase, fallar lo hie de faz.
451
Dos sobrinos del Conde, valientes e ligeros,
Ficiéralos el Conde estonces caballeros,
Debieran ser contados estos en los primeros,
Fueron estos llamados los lobos carniceros.
452
Los que Gustio Gonzalez habia de acabdillar,
Doscientos fueron estos caballeros de prestar;
Estos mandó el Conde por una parte entrar,
De cuáles ellos fueron nos podrían mejorar.
453
Dióles seis mil peones para la delantera,
Homes de la montaña, gente fuerte e ligera;
Si bien guisados fuesen como menester les era,
Por tres tantos de moros non dejarien la carrera.
454
Dejemos esta faz toda bien preparada,
Non podrie el cabdillo mejorarse por nada,
Serie por nula fuerza aduro quebrantada,
Ya era en todo esto la otra haz aguisada.
455
Fué dado por cabdillo don Lope el Vizcaino,
Bien rico de manzanas, pobre de pan e de vino.
456
Con él fueron contados fijos de don Laíno,
E otro de la montaña que dicien don Martino,
457
Había ahi de burgoñeses, otrosí de treviñanos,
Caballeros bien ligeros e de corazón lozanos;
De Castilla la Vieja hobo ahi buenos castellanos,
Que muchos buenos fechos ficieron ahi por sus manos.
458
Venien ahi de Castro unas buenas compañas;
Venien ahi con ellos otros de las montañas;
Fueron ahi estorianos, gentes muy bien aguisadas,
Muy buenas gentes de armas e complidas de mañas.
459
Veníen ahi estos caberos en la haz mediana,
Estos eran docientos de la flor castellana;
Todos fueron en campo otro día mañana,
Esa fué para moros una negrua semana.
460
Dióles seis mil peones con que los combatiesen,
Peones con peones en uno los partiesen;
Que cuando los peones carrera les abriesen,
Entrarían los caballeros mejor por do podiesen.
461
El Conde don Fernando, de los fechos granados,
Hobo veinte escuderos en ese día armados;
Estos con el buen Conde en haz fueron entrados,
Por todos fueron cincuenta e non más contados.
462
Rui Cabia e Nuño, de los de alfoz de Lara,
Venían ahi los serranos, gentes quél poblara
En una sierra fuerte quél del moro ganara;
Venían ahi los Velascos, que ese día armara.
463
Venían ahi tres mil peones, todos de buena gente
Que por miedo de muerte non farían fallimiente;
Magüer que fuesen buscados en partes de Oriente,
Non fallarían mejores fasta en Occidente.
464
Consejóles a todos de cuál guisa ficiesen
Si el día primero vencer non los podiesen;
Que se tornasen afuera cuando el cuerno oyesen,
A la seña del Conde todos se acogiesen.
465
Cuando hobo el buen Conde su cosa aguisada,
Sus faces bien paradas, su gente ordenada,
Sabie bien cada uno su certera entrada,
Tornaron a sus tiendas, cada uno a su posada.
466
Cenaron e folgaron esa gente cruzada,
Todos a Dios rogaron con voluntad pagada
Que allí les ayudase la su virtud sagrada.
467
Vieron aquella noche una muy fiera cosa;
Venía por el aire una sierpe rabiosa
Dando muy fuertes gritos la fantasma astrosa,
Toda venía sangrienta, bermeja así como rosa.
468
Facía ella semblante que ferida venía,
Semejaba en los gritos que el cielo se partía,
Alumbraba las vestes el fuego que vertía,
Todos hobieron gran miedo que quemar los venía.
469
Non hobo ende ninguno que fuese tan esforzado
Que gran miedo non hobo e non fuese espantado;
Cayeron muchos homes en tierra del espanto,
Hobieron muy gran miedo todo el pueblo cruzado.
470
Despertaron al Conde, que era ya dormido,
Ante quél veniese el culebro era ido;
Falló todo el su pueblo como desmaído,
Demandó del culebro cómo fuera venido.
471
Dijéronselo todo, de cual guisa viniera
Como cosa ferida, que muy grandes gritos diera,
Vuelta venía en fuego aquella bestia fiera,
Porque se maravillaran cómo la tierra non la encendiera.
472
Cuando se lo contaron así como lo vieron
Entendió bien el Conde qué gran miedo hobieron;
En esta atal figura que diablos la ficieron
A los pueblos cruzados revolverlos quisieron.
473
A los moros tenían que los venía a ayudar,
Coidaban sin duda a los cristianos espantar;
Por tal que los cruzados se hobieran a tornar
Que quisiera en la hueste algún fuego echar.
474
Mandó a sus varones el buen Conde llamar;
Cuando fueron juntados mandólos escuchar:
Que él les diría qué quería la serpiente demostrar,
Luego de los estrelleros comenzó de fablar.
475
Los moros, bien sabedes, que se guían por estrellas,
Non se guían por Dios, que se guían por ellas;
Otro Criador nuevo han fecho ellos dellas;
Dicen que por ellas ven muchas de maravellas.
476
Hay aun otros que saben muchos encantamentos
E facen muy malos gestos con sus esperamentos
De revolver las nubes e de revolver los vientos;
Muéstrales el diablo estos entendimientos.
477
Ayuntan los diablos con sus conjuramentos;
Allégasen con ellos e facen sus conventos;
Dicen de los pasados todos sus fallimientos,
Todos facen consejo los falsos carbonientos.
478
Algún moro astroso, que sabe encantar,
Fizo aquel diablo en sierpe figurar;
Por temor que podiese a vosotros espantar
Con este tal engaño coidáronse nos tornar.
479
Como sodes sesudos, bien podedes saber
Que non han ellos poder de mal a nos facer,
Que quitóles Jesucristo el su fuerte poder;
Véades que son locos los que lo quieren creer,
480
Que es de El de todo el mundo en uno el poder,
Que a El solo debemos todos obedecer,
Con El es poderoso de dar e de toller,
A tal Señor como aqueste debemos nos de temer.
481
Quén este Señor deja e en la bestia fía
Tengo que es caído a Dios en gran ira;
Anda en fallimiento la su alma mezquina;
Cuantos que ansina andan, el diablo los guía.
482
Tornemos en lo ál en que agora estamos;
Trabajado habemos, menester es que durmarnos;
Con ellos en el campo eras mañana seamos,
Todos en su logar así como mandamos.
483
Fueron a sus posadas, se echaron a dormir;
Comenzaron las alas los gallos a ferir;
Levantáronse todos, misa fueron a oír,
Confesarse a Dios, sus pecados descobrir.
484
Todos, grandes e chicos, su oración ficieron,
Del mal que habían fecho todos se arrepintieron;
La hostia consagrada todos la rescibieron,
Todos de corazón a Dios merced pedieron.
485
Era en todo esto el día allegado,
Entraron en sus armas todo el pueblo cruzado;
Las faces fueron puestas como les fue mandado,
Bien sabe cada uno su logar señalado.
486
Fueron todas las gentes en un punto guarnidas,
Movieron para ellos todos por sus partidas,
Las haces fueron puestas, mezcladas las ferridas,
Hobo ahi de cada parte muchas gentes caídas.
487
El Conde don Fernando, este leal cabdillo,
Parescía entre todos un fermoso castillo;
Había en la faz primera abierto un gran portillo,
Tenía en el escudo fincado mucho cuadrillo.
488
Rompía todas las haces que fronteras estaban;
A la parte quél iba todos carrera le daban;
Los golpes que facía bien a lejos sonaban,
489
Andaba por las haces como león fambriento,
De vencer o morir tenía fuerte taliento;
Dejaba por do iba todo el campo sangriento,
Daba ahi muchas ánimas al bestión mascariento.
490
Un rey de los de Africa era ahi de fuerza grande,
Entre todos los otros semejaba un gigante,
Que al Conde buscaba, e así facía el Conde al semejante,
Et luego cuando vió al Conde fuésele parar delante.
491
El Conde, cuando lo vió tan irado venir,
Aguizó el caballo e fuélo a rescebir;
Abajaron las lanzas e fuéronse a ferir,
Que debiéran tales golpes una torre partir.
492
Entre amos uno a otro fueron mucho embargados,
Fueron muy mal feridos e estaban embazados;
Fablar non se podían, tanto eran mal golpeados,
Eran de fuertes golpes ambos a dos llagados.
493
El Conde don Fernando, magüer que malferido,
En antes que el rey entró en todo su sentido;
Del Conde fué el rey otra vez malferido;
Fué luego del caballo a tierra abatido.
494
Los vasallos del moro, cuando aquesto vieron,
Cercaron al buen Conde, muy gran priesa le dieron:
Esa hora castellanos en balde non estuvieron,
Dando grandes ferridas, a su señor acorrieron.
495
El Conde castellano, con sus gentes dudadas,
Fueron aquestas horas fuertemente esforzadas;
El caballo del Conde traía grandes lanzadas.
Venía fasta los pies las entrañas colgadas.
496
Hobo el su buen caballo al Conde de morir,
A mayor fuerte sazón non le pudiera falescir,
Ca non podía tornarse nin podia foir,
Las coítas que sofría non las podría home decir.
497
Estaba apeado, en derredor la su buena mesnada,
Escudo contra pechos, en la mano su espada;
Válame, dijo, Cristo, la tu virtud sagrada,
Non quede hoy Castilla de Ti desamparada.
498
Los moros eran muchos; teníenlo bien cercado;
Magüer que el buen Conde estaba apeado
Fería a todas partes a guisa de esforzado;
Los sus buenos vasallos valiéronlo priado.
499
Diéronle un caballo, cuál el menester había;
Daba gracias a Dios e facía grande alegría;
Señor, merced tamaña gradecer non te podría,
Que tan bien acorriste a la gran coíta mía.
500
Dejémosnos el Conde, mejor de otras lides,
Faciendo lo queface el lobo en las grueyes.
501
Don Gustio González, que el otra faz guiaba,
Corría mucha sangue por do él aguijaba,
Iban grandes arroyos como fuente que manaba,
Facía gran mortandat en aquesta gente braba.
502
Los moros en todo esto en balde non yacían;
En los homes de pie gran mortandat facían;
Sábet que de ambas las partes muchos homes caían;
A los golpes que daban las sierras reteñían.
503
Don Diego Lainez, con ambos sus hermanos,
Ferría del otra parte con otros castellanos;
Facía gran mortandat en los pueblos paganos,
Todos caían de vuelta, los moros e los cristianos.
504
Estudo la facienda en peso todo el día,
Sobre ganar el campo era grande la porfía;
Teníese por bien andante el que mejor fería,
Sobre todos el Conde llevaba la mejoría,
Ca el que de sus manos escapaba teníase por nascido ese día.
505
Feríalos don Fernando de toda voluntad,
En los pueblos paganos facía gran mortandad;
Válasme, dijo, Cristo, padre de piedad,
Sea hoy ensalzada por ti la cristiandad.
506
Tenía llenos de polvo la boca e los dientes,
Que apenas podía fablar por confortar sus gentes
Diciendo: hoy sed buenos vasallos e parientes,
Los buenos en tal día débedes parar mientes.
507
Decía: ferid de recio, mis leales amigos;
Habedes muchos tuertos de Almozorre recebidos;
Para vengarnos dél sed bien mente metidos,
Membradvos que por eso somos aquí venidos.
508
El sol era ya puesto, quería anochecer;
Nin moros nin cristianos non se podían vencer;
Mandó luego el Conde su cuerno tañer;
Hobiéronse todos a la seña de acojer.
509
Los pueblos castellanos e las gentes cruzadas
Sacaron a los moros fueras de sus posadas;
El Conde don Fernando con todas sus mesnadas
Fueron aquella noche todas bien albergadas.
510
El Conde e sus gentes las posadas tomaron,
Hobieron tal albergue cual a Dios demandaron,
Cuanto menester hobieron todo ahi lo fallaron,
Con sus armas guarnidos toda la noche velaron.
511
En el día primero muy gran daño tomaron.
Sean en paraíso cuantos ahi finaron.
512
Otro día mañana, los pueblos descreídos
Todos estaban en el campo con sus armas guarnidos,
Dando muy grandes voces e grandes apellidos,
Los montes e valles semejaban movidos.
513
El Conde don Fernando con su gente lozana
Todos oyeron misa otro día mañana;
Fueron todos en el campo a primera campana,
Paráronse las haces en medio de la plana.
514
Comenzaron el pleito a do lo habían dejado
Llamando Santiago, el apóstol honrrado;
Las faces fueron vueltas, el torneo mezclado,
Bien habían castellanos aquel menester usado.
515
Orbita, el su alférez, el que traía la seña,
Non sofría más golpes que si fuese él una peña;
Nunca mejor la tovo el buen terrín de Ardeña,
Dios perdone la su alma, quél yace en Cerdeña.
516
El Conde don Fernando, corazón sin flaqueza,
Señor de enseñamiento, cimiento de nobleza,
Fería en los paganos sin ninguna pereza,
Estonces dijo: Caballeros, afán hay en pobreza.
517
El Conde don Fernando, más bravo que serpiente,
Había la gran fuerza en el cuer caliente;
Mataba e fería en la mala semiente,
Facía gran mortandat en el pueblo descreyente,
518
Dejémos nos al Conde en priesa estar,
Nunca nasció home de armas que le podiese mejorar;
Digamos de los otros, non habían más vagar,
Ca ahi les iba todo, caer o levantar.
519
Los unos e los otros de recio se combatieron,
Sépades que de ambas las partes muchos homes morieron;
La noche fué venida, de allí se hercieron;
Nada non acabaron por lo que ahi venieron.
520
Tornáronse a las tiendas fambrientos e lacerados;
Llevaron fuerte día; estaban muy cansados;
Habían ahi muchos homes feridos e matados;
Cenaron e dormieron toda la noche armados.
521
El Conde don Fernando, de facienda granada,
Mandó a primera noche llamar a su mesnada;
Luego fué a poca de hora toda con él juntada,
Pasaron por oírle aquella gente lacerada.
522
Amigos, dijo el Conde, por Dios que esforcedes,
Por el muy mal lacerio que non vos desmayedes.
Fasta hora de nona grande ocorro habredes
..............el campo vos venceredes.
523
Todos de corazón eran para lidiar;
Nin lanzas nin espadas non habían vagar;
Reteñíen los yelmos, las espadas quebrar;
Feríen en los capillos, las lorigas falsar.
524
Los chicos e los grandes, todos a él mientes paraban;
Como ángel de Dios todos a él aguardaban;
Cuando oíen: Castilla: todos se esforzaban;
Todos en su palabra grand esfuerzo tomaban.
525
Don Gustio González era leal cabdillo.
Había en los primeros abierto un gran portillo;
Un rey de los de Africa, valiente caballero,
Ferrióle de una espada por medio del capiello.
526
El capiello e el almofar e la cofia de armar,
Hóbolo la espada ligera de cortar;
Hobo fasta los ojos la espada de pasar,
De aqueste golpe hobo don Gustio a finar.
527
Allí do él murió non yace el señero,
Un sobrino del Conde, que era su compañero;
Matóse con un moro que era buen caballero,
Non había ahi de moros más extraño bracero.
528
Otros muchos cristianos por ende ahi morieron,
Ellos en todo esto en balde non estovieron,
En los pueblos paganos gran mortandat ficieron,
Fablarán dello siempre todos cuantos lo oyeron.
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529
Al Conde don Fernando llegaron los mandados
Como eran de los otros los mejores finados;
Los cristianos estaban tristes, deserrados;
Si los non acorrían, que eran desbaratados.
530
Cuando lo oyó el Conde por ende fué muy aquejado,
Aguijó el caballo e acorrióles priado;
Falló de mala guisa revuelto el mercado,
Presos fueran e muertos si non fuera llegado.
531
Ferrió luego el Conde en los pueblos paganos;
De lo quél alcanzaba pocos iban dél sanos;
Dicie: Yo soy el Conde, esforzad, castellanos,
Feridlos bien de recio, amigos e hermanos.
532
Los cristianos lacerados, cuando aquesto vieron.
Aunque eran mal andantes, todo el miedo perdieron;
Todos con su señor grand esfuerzo cogieron;
En las faces paganas muy de recio ferieron.
533
El Conde castellano, de corazón cumplido,
Dicie: Ferit, caballeros, que hoy habéis vencido,
Non sé donde falle pan quien hoy fuere retraído,
Mucho le valdría más que nunca fuese nascido.
534
Non es home en el mundo que al Conde oyese
Que en ninguna manera ser malo podiese;
Nunca podrie ser malo el que con él se viese;
Mejor debrie ser que otro el que con él visquiese.
535
El que a don Gustio González esas horas matara,
Del Conde si podiera de grado se desviara;
Si lo guisar podiera mejor ahi lo baratara;
El señor de Castilla fuesle a parar de cara.
536
El gran rey africano oyéralo decir,
Que ningún home al Conde non se le podía guarir:
Por tanto, si él podiera, quisiéralo foir;
Non le dió vagar el Conde, e fuélo a ferir.
537
Firióle luego el Conde e partióle el escudo;
Rompióle las guarniciones con fierro mucho agudo;
El rey moro de muerte amparar non se pudo,
Fué de caballo ayuso a tierra abatido.
538
Fueron los africanos desto mucho pesantes,
Ca eran del buen Conde todos muy mal andantes;
Ferrieron sobre el Conde más de mil cabalgantes,
El torneo fué vuelto más firme que non de antes.
539
Murieron bien cuarenta de parte de Castilla,
Salía mucho caballo vacío con su silla.
Habíe de sus vasallos el Conde gran mancilla,
Coidó sin duda que se perdiera Castilla.
540
Era en fuerte cuíta el Conde don Fernando,
Iba, si se le firiese, su muerte aguisando;
Alzó al cielo los ojos, al Criador rogando,
Como si estoviese con él ansi le está llamando.
540
Señor, pues es el Conde de ti desamparado,
Que por alguna culpa eres de él despagado,
Rescibe tú, Señor, en guarda este condado,
Si non, será aína por suelo astragado.
540b
Pero yo non moriré así desamparado,
Antes habrán de mí los moros mal mercado,
Toda cosa fará antes este cuerpo lacerado,
Que cuanto el mundo dure siempre será contado.
541
Pues non soy venturoso desta lid arrancar,
Quier que escape a vida, yo non quiero escapar,
Nin nunca veré más coíta nin más pesar,
Meterme he en logar donde me hayan de matar.
542
Castilla quebrantada quedará sin señor,
Iré yo con esta rabia mezquino pecador.
Seré en cabtiverio del moro Almozor;
Por non ver aquel día la muerte es mejor.
545
Señor: ¿por qué nos tienes a todos fuerte saña?
Por los nuestros pecados non destruyas a España;
Perderse ella por nos semejaría fazaña
Que de buenos cristianos non habria calaña.
546
Padre, Señor del mundo, Padre vero Jesucriste,
De lo que me dijeron, nada non me compliste,
Que me acorrerías, comigo lo posiste;
Yo non te falesciendo ¿porque tu me falesciste?
547
Si atanta de gracia me quisieses tu dar,
Que yo a Almanzore me pudiese allegar,
Non creo yo que a vida me pudiese escapar,
Yo mismo cuidaría la mi muerte vengar.
548
Todos los mis vasallos, que aqui son finados,
Serían por su señor este dia vengados;
Todos en paraiso conmigo ayuntados;
Faria muy grande honra el Conde a sus vasallos.
549
Querellándose a Dios el Conde don Fernando,
Los finojos fincados, al Criador rogando
Oyó una grande voz que le estaba llamando;
Ferrando de Castilla: hoy te cresce muy grand bando.
550
Alzó suso los ojos por ver quien le llamaba;
Vió al santo apóstol que de suso le estaba,
De caballeros con él gran compaña llevaba,
Todos, armas cruzadas, como a él se semejaban.
551
Fueron contra los moros las haces bién paradas,
Nunca vió home nado gentes tan esforzadas;
El moro Almanzorre con todas sus mesnadas,
Con ellos fueron luego fuertemente embargadas.
552
Veien de una señal tantos pueblos armados,
Hobieron muy grand miedo, fueron mal espantados;
De cual parte venían eran maravillados;
Lo que más les pesaba que eran todos cruzados.
553
Dijo el rey Almanzorre: esto non puede ser;
¿Donde le recreció al Conde atan fuerte poder?
Cuidaba yo hoy sin duda de le matar o prender,
Ca agora con estas gentes él ha a nos acometer.
554
Los cristianos mezquinos, que estaban ya cansados,
De fincar con las ánimas eran desafincados,
Fueron con el apostol muy fuerte confortados,
Nunca fueron en una hora tan fuerte esforzados.
555
Acrecentóles esfuerzo, todo el miedo perdieron,
En los pueblos paganos gran mortandad ficieron;
Los poderes de Africa sofrir non los pudieron,
Tornaron las espaldas, del campo se movieron.
sábado, 31 de agosto de 2013
Poema de Fernán González - XXI - Consecuencias de la victoria
556
Cuando vió don Fernando que las espaldas tomaban,
Que con miedo de la muerte el campo les dejaban,
El Conde e sus gentes fuérte los aquejaban,
Espuelas en los piés, azotes en manos tomaban.
557
Fasta dentro en el Almeria a los moros malfazaron,
Muchos fueron los presos e muchos los que mataron,
Un día e dos noches siempre los alcanzaron;
Después al tercero dia a Facinas se tornaron.
558
Buscaron por los muertos que espesos ahí yacían,
Como estaban sangrientos aduro los conocían,
Los cristianos finados que los soterrarían,
Cada uno a sus lugares que se los llevarían.
559
Dice el Conde don Fernando, complido de bondades:
Oid, amigos, non me semeja que en esto bien fagades;
Desembargarvos de los muertos nada ahí non ganades;
Meteredes grandes duelos en vuestras vecindades.
560
Los muertos a los vivos ¿por qué han de embargar?
Por duelo non podremos a ninguno dellos tornar;
Aquí hay una ermita que es un buen logar,
Teníe yo por bien de ahi los soterrar.
561
Nunca podian yacer en lugar tan honrado,
Yo mismo he el mi cuerpo allí encomendado,
Mándome yo alli llevar cuando fuere finado,
E alfi quiero facer un lugar mucho honrado.
562
Lo que dijo el Conde todos esto otorgaron;
Los cristianos finados para ahi los llevaron,
Muchos honradamente alli los soterraron;
Cuando fueron soterrados, su camino tomaron.
Cuando vió don Fernando que las espaldas tomaban,
Que con miedo de la muerte el campo les dejaban,
El Conde e sus gentes fuérte los aquejaban,
Espuelas en los piés, azotes en manos tomaban.
557
Fasta dentro en el Almeria a los moros malfazaron,
Muchos fueron los presos e muchos los que mataron,
Un día e dos noches siempre los alcanzaron;
Después al tercero dia a Facinas se tornaron.
558
Buscaron por los muertos que espesos ahí yacían,
Como estaban sangrientos aduro los conocían,
Los cristianos finados que los soterrarían,
Cada uno a sus lugares que se los llevarían.
559
Dice el Conde don Fernando, complido de bondades:
Oid, amigos, non me semeja que en esto bien fagades;
Desembargarvos de los muertos nada ahí non ganades;
Meteredes grandes duelos en vuestras vecindades.
560
Los muertos a los vivos ¿por qué han de embargar?
Por duelo non podremos a ninguno dellos tornar;
Aquí hay una ermita que es un buen logar,
Teníe yo por bien de ahi los soterrar.
561
Nunca podian yacer en lugar tan honrado,
Yo mismo he el mi cuerpo allí encomendado,
Mándome yo alli llevar cuando fuere finado,
E alfi quiero facer un lugar mucho honrado.
562
Lo que dijo el Conde todos esto otorgaron;
Los cristianos finados para ahi los llevaron,
Muchos honradamente alli los soterraron;
Cuando fueron soterrados, su camino tomaron.
sábado, 15 de junio de 2013
Poema de Fernán González - XXII - Debates entre el Conde y el rey de León
563
Envió Sancho Ordoñez al buen Conde mandado
Que querían facer Cortes, e que fuese priado,
E que eran ayuntados todos los del reinado;
Por él sólo tardaban, que non era ahi guiado.
564
Hobo ir a las Cortes, pero con gran pesar,
Que era muy fiera cosa la mano le besar;
Señor, Dios de los cielos, quiérasme ayudar,
Que yo pueda a Castilla desta premia sacar.
565
El rey e sus barones muy bien le recebieron,
Todos con el buen Conde muy grande gozo hobieron,
Fasta en su posada todos con el Conde venieron,
Entrante de la puerta todos se despedieron.
566
A chicos e a grandes de toda la cibdad
Con la venida del Conde placía de voluntad,
A la reina sola pesaba por verdad,
Que había con él muy grande enemistad.
567
Habia en estas Cortes, muy gran pueblo sobejo,
Después que el Conde vino, duróles poquillejo;
Ca dióles el buen Conde mucho de buen consejo,
Dellos en poridat, dellos por buen consejo.
568
Llevaba don Fernando un mudado azor,
Non habia en Castilla otro tal nin mejor;
Otrosi un caballo que fué de Almonzor;
Habia de todo ello el rey muy gran sabor.
569
De gran sabor el rey de ello se llevar,
Luego dijo el rey que lo quería comprar;
Non lo vendo, gran señor, mandédes lo vos tomar;
Vender non vos lo quiero, mas quiero vos lo dar.
570
El rey dijo al Conde que non se lo tomaría,
Mas azor e caballo que se los compraría;
Que de aquella moneda mil marcos le daría
Por azor e caballo, si dárselos quería.
571
Aveniéronse ambos, ficieron su mercado,
Puso cuando se lo diesen a dia señalado;
Si el haber non fuese aquel dia pagado
Siempre fuese cada dia al gallarin doblado.
572
Cartas por a. b. c. partidas ahi ficieron;
Todos los juramentos alli los escribieron;
En cabo de la carta los dos suscribieron
E cuantos a esta merca delante estudieron.
573
Asaz habia el rey buen caballo comprado,
Mas salióle a tres años muy caro el mercado;
Con el haber de Francia nunca seria pagado,
Por ahi perdió el rey Castilla su condado.
574
E ahi fueron todas las cartas desfechas e partidas,
Las gentes castellanas fueron todas venidas,
Envió Sancho Ordoñez al buen Conde mandado
Que querían facer Cortes, e que fuese priado,
E que eran ayuntados todos los del reinado;
Por él sólo tardaban, que non era ahi guiado.
564
Hobo ir a las Cortes, pero con gran pesar,
Que era muy fiera cosa la mano le besar;
Señor, Dios de los cielos, quiérasme ayudar,
Que yo pueda a Castilla desta premia sacar.
565
El rey e sus barones muy bien le recebieron,
Todos con el buen Conde muy grande gozo hobieron,
Fasta en su posada todos con el Conde venieron,
Entrante de la puerta todos se despedieron.
566
A chicos e a grandes de toda la cibdad
Con la venida del Conde placía de voluntad,
A la reina sola pesaba por verdad,
Que había con él muy grande enemistad.
567
Habia en estas Cortes, muy gran pueblo sobejo,
Después que el Conde vino, duróles poquillejo;
Ca dióles el buen Conde mucho de buen consejo,
Dellos en poridat, dellos por buen consejo.
568
Llevaba don Fernando un mudado azor,
Non habia en Castilla otro tal nin mejor;
Otrosi un caballo que fué de Almonzor;
Habia de todo ello el rey muy gran sabor.
569
De gran sabor el rey de ello se llevar,
Luego dijo el rey que lo quería comprar;
Non lo vendo, gran señor, mandédes lo vos tomar;
Vender non vos lo quiero, mas quiero vos lo dar.
570
El rey dijo al Conde que non se lo tomaría,
Mas azor e caballo que se los compraría;
Que de aquella moneda mil marcos le daría
Por azor e caballo, si dárselos quería.
571
Aveniéronse ambos, ficieron su mercado,
Puso cuando se lo diesen a dia señalado;
Si el haber non fuese aquel dia pagado
Siempre fuese cada dia al gallarin doblado.
572
Cartas por a. b. c. partidas ahi ficieron;
Todos los juramentos alli los escribieron;
En cabo de la carta los dos suscribieron
E cuantos a esta merca delante estudieron.
573
Asaz habia el rey buen caballo comprado,
Mas salióle a tres años muy caro el mercado;
Con el haber de Francia nunca seria pagado,
Por ahi perdió el rey Castilla su condado.
574
E ahi fueron todas las cartas desfechas e partidas,
Las gentes castellanas fueron todas venidas,
viernes, 17 de mayo de 2013
Poema de Fernán González - XXIII - Matrimonio del Conde con Sancha de Navarra
575
E antes que él partiese, una dueña lozana,
Reina de León, del rey don Sancho hermana,
Prometióle al buen Conde, e fízole fiucia vana,
Contecióle como al carnero que fué buscar la lana.
576
Demostróle el diablo el engaño aína,
Porque finase la guerra le daría a su sobrina;
Cometióle el casamiento el Conde a la reína,
Sería el daño grande sin esta melecina.
577
E tovo el buen Conde que sería bien casado,
Otorgóselo luego que lo faría de buen grado;
Envió luego la reina a Navarra el mandado,
Una carta bien ditada con un falso ditado.
578
Esta es la razón que la carta decia:
De mi reina de León a ti el rey Garcia:
Perdi al rey tu padre que yo gran bien quería,
Si yo fuese rey como tu, ya avengado lo habría.
579
Hora tienes tiempo de vengar a mi hermano;
Por este tal engaño cogerlo has en mano;
Tomarás buen derecho de aquel Conde lozano,
A vida non le dejes aquel fuerte castellano.
580
Cuando oyeron las gentes de aqueste casamiento,
Todos teníen que era muy buen ayuntamiento,
Que sería de la paz carrera e cimiento;
Mas ordió otras redes el diablo ceniento.
581
Pusieron su lugar do a vistas veniesen;
Tovieron por bien ambos que en Cirueña fuesen;
De cada parte cinco caballeros adujesen;
Fablarían e pornían lo que por bien toviesen.
582
Tomó Ferrán Gonzales cinco de sus varones,
Todos de buen derecho e grandes infanzones,
Muy grandes de linaje e esforzados varones.
583
Fueron para Cirueña asi como mandaron,
Con el conde de Castilla sólo seis enviaron;
El rey e los navarros la postura falsaron,
En lugar de los seis mas de treinta llevaron.
584
Cuando vió don Fernando al rey así guarnido
Entendió que le había del pleito fallescido;
Creyéndome por palabra, yo mismo soy vendido.
Santa María me val, ea yo soy confondido.
585
El Conde dió gran voz como si fuese atronido,
Diz: debia ser agora el mundo destruido;
Que lo que me dijo el monje en ello soy caido,
Creyéndome por palabra yo mismo soy confondido.
586
Reptándose él mismo de la su mal andanza,
Non pudiendo tomar nin escudo nin lanza,
Fuyó a una ermita; allí fué su amparanza;
De mañana fasta noche alli fué su moranza.
587
Fizo su escudero a guisa de leal;
Vió una finiestra en medio del fastial;
Vino para la ermita, metióse por el portal;
Echóle sus espadas, que non pudo facer ál.
588
Aquestos escuderos que con el Conde fueron,
Cuando a su señor acorrer non pudieron
Todos en sus caballos aína se arrecogieron;
Luego con el mandado a Castilla venieron.
589
Fué del rey don García la iglesia bien lidiada,
Non la quiso dejar, magüer era sagrada;
Non pudo de lo que quiso el rey recabar nada,
Ca tenía el buen Conde la puerta bien cerrada.
590
El sol era ya bajo, que se quería tornar;
Mandó el rey García al Conde preguntar
Si se queria a presión o sobre homenaje dar,
Que podría por solo aquesto la muerte escapar.
591
A salva fe jurando dióseles a presión,
Pesó muy mucho a Dios fecho tan sin razón;
Oyeron una voz como voz de pabón,
Partióse el altar de somo fasta fondón.
592
Asi está hoy dia la iglesia partida
Porque fué atal cosa en ella contescida;
Bién cuido que durara fasta la fin complida,
Ca non fué atal cosa que sea ascondida.
E antes que él partiese, una dueña lozana,
Reina de León, del rey don Sancho hermana,
Prometióle al buen Conde, e fízole fiucia vana,
Contecióle como al carnero que fué buscar la lana.
576
Demostróle el diablo el engaño aína,
Porque finase la guerra le daría a su sobrina;
Cometióle el casamiento el Conde a la reína,
Sería el daño grande sin esta melecina.
577
E tovo el buen Conde que sería bien casado,
Otorgóselo luego que lo faría de buen grado;
Envió luego la reina a Navarra el mandado,
Una carta bien ditada con un falso ditado.
578
Esta es la razón que la carta decia:
De mi reina de León a ti el rey Garcia:
Perdi al rey tu padre que yo gran bien quería,
Si yo fuese rey como tu, ya avengado lo habría.
579
Hora tienes tiempo de vengar a mi hermano;
Por este tal engaño cogerlo has en mano;
Tomarás buen derecho de aquel Conde lozano,
A vida non le dejes aquel fuerte castellano.
580
Cuando oyeron las gentes de aqueste casamiento,
Todos teníen que era muy buen ayuntamiento,
Que sería de la paz carrera e cimiento;
Mas ordió otras redes el diablo ceniento.
581
Pusieron su lugar do a vistas veniesen;
Tovieron por bien ambos que en Cirueña fuesen;
De cada parte cinco caballeros adujesen;
Fablarían e pornían lo que por bien toviesen.
582
Tomó Ferrán Gonzales cinco de sus varones,
Todos de buen derecho e grandes infanzones,
Muy grandes de linaje e esforzados varones.
583
Fueron para Cirueña asi como mandaron,
Con el conde de Castilla sólo seis enviaron;
El rey e los navarros la postura falsaron,
En lugar de los seis mas de treinta llevaron.
584
Cuando vió don Fernando al rey así guarnido
Entendió que le había del pleito fallescido;
Creyéndome por palabra, yo mismo soy vendido.
Santa María me val, ea yo soy confondido.
585
El Conde dió gran voz como si fuese atronido,
Diz: debia ser agora el mundo destruido;
Que lo que me dijo el monje en ello soy caido,
Creyéndome por palabra yo mismo soy confondido.
586
Reptándose él mismo de la su mal andanza,
Non pudiendo tomar nin escudo nin lanza,
Fuyó a una ermita; allí fué su amparanza;
De mañana fasta noche alli fué su moranza.
587
Fizo su escudero a guisa de leal;
Vió una finiestra en medio del fastial;
Vino para la ermita, metióse por el portal;
Echóle sus espadas, que non pudo facer ál.
588
Aquestos escuderos que con el Conde fueron,
Cuando a su señor acorrer non pudieron
Todos en sus caballos aína se arrecogieron;
Luego con el mandado a Castilla venieron.
589
Fué del rey don García la iglesia bien lidiada,
Non la quiso dejar, magüer era sagrada;
Non pudo de lo que quiso el rey recabar nada,
Ca tenía el buen Conde la puerta bien cerrada.
590
El sol era ya bajo, que se quería tornar;
Mandó el rey García al Conde preguntar
Si se queria a presión o sobre homenaje dar,
Que podría por solo aquesto la muerte escapar.
591
A salva fe jurando dióseles a presión,
Pesó muy mucho a Dios fecho tan sin razón;
Oyeron una voz como voz de pabón,
Partióse el altar de somo fasta fondón.
592
Asi está hoy dia la iglesia partida
Porque fué atal cosa en ella contescida;
Bién cuido que durara fasta la fin complida,
Ca non fué atal cosa que sea ascondida.
jueves, 9 de julio de 2009
Poema de Fernán González - XXIV - Prisión del Conde por el monarca navarro
593
Fué luego don Fernando en los fierros metido,
De gran pesar que hobo cayó amortecido,
A cabo de una pieza tornó en su sentido;
Dijo: Señor del mundo, ¿porqué me has fallido?
594
Señor Dios, si quiesieras que yo fuese aventurado,
Que a mi los navarros me fallasen armado,
Aquesto se ternía a mercede e agrado,
E por esto me tengo de ti desamparado.
595
Si fueses en lacerías de mi rebtado,
Nunca fiz porque fuese de ti desamparado;
Morré de mala guisa, como home de mal fado;
Si yo pesar te fice, bien debes ser vengado.
596
Dentro en Castroviejo al buen Conde metieron;
Teniéndole fuerte saña, en gran presión te dieron;
Como home sin mesura, mesura non te ficieron;
A los vasallos del Conde dejarle non quisieron.
597
Dijo al rey Garcia el Conde su razón:
Non has porqué tener ningunos en presión;
Habrás por mi señero cuantos en Castilla son;
Non les fagas ningún mal, que ellos sin culpa son.
598
Soltólos don Garcia, a Castilla venieron;
Cuando los castellanos el mandado sopieron,
Nunca tan mal mensaje castellanos oyeron;
Por poco, de pesar de seso non salieron.
599
Ficieron muy gran duelo estonces por Castilla;
Mucho vestido negro, rota mucha capilla,
Rascadas muchas frentes, rota mucha mejilla;
Tenia en corazón cada uno gran mancilla.
600
Lloraban e decían: somos homes sin ventura:
Decían del Criador mucha fuerte majadura.
Non quiere que salgamos de premia nin de ardura
Mas que seamos siervos nos e nuestra natura.
601
Somos los castellanos contra Dios en gran saña;
¿Porqué nos quiere dar esta premia atamaña?
Caímos en la ira de todos los de España,
Tornada es Castilla a una pobre cabaña.
602
A otro non sabemos nuestra coíta decir
Sinon al Criador que nos debe oir;
Con el Conde coidábamos desta coíta salir,
Hobiemos nos enantes en ella de venir.
603
Dejemos castellanos en su fuerte pesar,
Ahi nos hemos luego en ellos a tornar;
Ayuntáronse en uno por se aconsejar,
Dejémosles ayuntados, bien nos debe membrar.
604
Tornémos en el Conde, do le habemos dejado;
Era en Castroviejo, en la carcel echado,
De gentes de Navarra era bien aguardado,
Nunca fué home nado en presión mas coitado.
605
Habia en estas tierras la gente ya oido
Que otro mejor de armas nunca fuera nascido;
Teníase por mejor quien le había conoscido;
Habie sabor de verle quien non le había vido.
606
Un conde muy honrado, que era de Lombardía,
Vínole en corazón de ir en romería;
Tomó de sus vasallos muy gran caballería;
Para ir a Santiago metióse por su vía.
607
Aquel conde lombardo yendo por la carrera,
Demandó por el conde que en cuales tierras era;
Dijéronselo luego toda cosa certera,
Sobre que fuera preso e sobre cuál manera.
608
Teniendo él por cierto todo aquel engaño,
Cómo habían rescebido castellanos gran daño,
Llevándole a vistas a fe e sin engaño,
En ellas le prendieron bien habie un año.
609
Preguntó si podría por cualquier cosa le ver,
Ca habia gran sabor de al Conde conoscer,
Que viéndole podria alguna pro tener,
Ca tal home non era para en carcel tener.
610
Fuese para Castroviejo; demandó por los porteros,
Prometióles de les dar muchos de los dineros,
Quel dejasen ver al Conde con solos dos caballeros.
611
Lleváronle al castillo; las puertas le abrieron;
Los condes uno a otro muy bien se rescibieron;
Entre ambos en su fabla gran pieza estovieron;
La razón acabada, luego se despedieron.
612
Partiéronse entrambos, de los ojos llorando;
Fincó en su presión el Conde don Fernando
Estando en gran coíta, muchas coítas pasando,
Que Dios dende le sacase todavía rogando.
613
Aquel conde lombardo cuando fué despedido,
Al Conde castellano non le echó en olvido;
Fuese para la infanta porque fuera contecido
Como el Conde hobiera facer della marido.
614
Mostráronsela luego la fermosa doncella;
Vióla tan apuesta que era maravilla;
Fabló luego el Conde de poridat con ella;
Dijo cómo había gran querella della.
615
Dueña, dijo el conde, eres muy sin ventura;
Non hay mas malfadado en toda tu natura;
De tí han castellanos todos fuerte rencura,
Que les vino por ti este mal sin mesura.
616
Dueña sin piedat e sin buen conoscer,
De facer bien o mal tu tienes el poder;
Si al Conde non quieres de muerte estorcer,
Haberse ha Castilla por tu culpa a perder.
617
Faces muy grand ayuda a los pueblos paganos
Ca les quitaba este Conde a todos piés e manos;
Quitas muy grand esfuerzo a todos los cristianos;
Por ende andan los moros alegres e lozanos.
618
Eres, dueña, de prescio mucho menoscabada,
Serás por este fecho de muchos denostada;
Cuando fuere esta cosa por el mundo sonada
Será toda esta culpa a ti luego echada.
619
Si tu con este Conde podieses ser casada,
Tenerte habian las dueñas por bienaventurada;
De todos los de España serías mucho honrada;
Nunca fíciera dueña tan buena cabalgada.
620
Si eres de sentido, esto es lo mejor;
Si tu nunca hobiste de caballero amor,
Más debes amar a este que non a emperador;
Non ha home en el mundo de sus armas mejor.
621
Despidióse el conde; con todo fué su via;
Fué para Santiago, complió su romería;
Envió la infanta esta mensajería
Con una de sus dueñas que ella mucho quería.
Fué luego don Fernando en los fierros metido,
De gran pesar que hobo cayó amortecido,
A cabo de una pieza tornó en su sentido;
Dijo: Señor del mundo, ¿porqué me has fallido?
594
Señor Dios, si quiesieras que yo fuese aventurado,
Que a mi los navarros me fallasen armado,
Aquesto se ternía a mercede e agrado,
E por esto me tengo de ti desamparado.
595
Si fueses en lacerías de mi rebtado,
Nunca fiz porque fuese de ti desamparado;
Morré de mala guisa, como home de mal fado;
Si yo pesar te fice, bien debes ser vengado.
596
Dentro en Castroviejo al buen Conde metieron;
Teniéndole fuerte saña, en gran presión te dieron;
Como home sin mesura, mesura non te ficieron;
A los vasallos del Conde dejarle non quisieron.
597
Dijo al rey Garcia el Conde su razón:
Non has porqué tener ningunos en presión;
Habrás por mi señero cuantos en Castilla son;
Non les fagas ningún mal, que ellos sin culpa son.
598
Soltólos don Garcia, a Castilla venieron;
Cuando los castellanos el mandado sopieron,
Nunca tan mal mensaje castellanos oyeron;
Por poco, de pesar de seso non salieron.
599
Ficieron muy gran duelo estonces por Castilla;
Mucho vestido negro, rota mucha capilla,
Rascadas muchas frentes, rota mucha mejilla;
Tenia en corazón cada uno gran mancilla.
600
Lloraban e decían: somos homes sin ventura:
Decían del Criador mucha fuerte majadura.
Non quiere que salgamos de premia nin de ardura
Mas que seamos siervos nos e nuestra natura.
601
Somos los castellanos contra Dios en gran saña;
¿Porqué nos quiere dar esta premia atamaña?
Caímos en la ira de todos los de España,
Tornada es Castilla a una pobre cabaña.
602
A otro non sabemos nuestra coíta decir
Sinon al Criador que nos debe oir;
Con el Conde coidábamos desta coíta salir,
Hobiemos nos enantes en ella de venir.
603
Dejemos castellanos en su fuerte pesar,
Ahi nos hemos luego en ellos a tornar;
Ayuntáronse en uno por se aconsejar,
Dejémosles ayuntados, bien nos debe membrar.
604
Tornémos en el Conde, do le habemos dejado;
Era en Castroviejo, en la carcel echado,
De gentes de Navarra era bien aguardado,
Nunca fué home nado en presión mas coitado.
605
Habia en estas tierras la gente ya oido
Que otro mejor de armas nunca fuera nascido;
Teníase por mejor quien le había conoscido;
Habie sabor de verle quien non le había vido.
606
Un conde muy honrado, que era de Lombardía,
Vínole en corazón de ir en romería;
Tomó de sus vasallos muy gran caballería;
Para ir a Santiago metióse por su vía.
607
Aquel conde lombardo yendo por la carrera,
Demandó por el conde que en cuales tierras era;
Dijéronselo luego toda cosa certera,
Sobre que fuera preso e sobre cuál manera.
608
Teniendo él por cierto todo aquel engaño,
Cómo habían rescebido castellanos gran daño,
Llevándole a vistas a fe e sin engaño,
En ellas le prendieron bien habie un año.
609
Preguntó si podría por cualquier cosa le ver,
Ca habia gran sabor de al Conde conoscer,
Que viéndole podria alguna pro tener,
Ca tal home non era para en carcel tener.
610
Fuese para Castroviejo; demandó por los porteros,
Prometióles de les dar muchos de los dineros,
Quel dejasen ver al Conde con solos dos caballeros.
611
Lleváronle al castillo; las puertas le abrieron;
Los condes uno a otro muy bien se rescibieron;
Entre ambos en su fabla gran pieza estovieron;
La razón acabada, luego se despedieron.
612
Partiéronse entrambos, de los ojos llorando;
Fincó en su presión el Conde don Fernando
Estando en gran coíta, muchas coítas pasando,
Que Dios dende le sacase todavía rogando.
613
Aquel conde lombardo cuando fué despedido,
Al Conde castellano non le echó en olvido;
Fuese para la infanta porque fuera contecido
Como el Conde hobiera facer della marido.
614
Mostráronsela luego la fermosa doncella;
Vióla tan apuesta que era maravilla;
Fabló luego el Conde de poridat con ella;
Dijo cómo había gran querella della.
615
Dueña, dijo el conde, eres muy sin ventura;
Non hay mas malfadado en toda tu natura;
De tí han castellanos todos fuerte rencura,
Que les vino por ti este mal sin mesura.
616
Dueña sin piedat e sin buen conoscer,
De facer bien o mal tu tienes el poder;
Si al Conde non quieres de muerte estorcer,
Haberse ha Castilla por tu culpa a perder.
617
Faces muy grand ayuda a los pueblos paganos
Ca les quitaba este Conde a todos piés e manos;
Quitas muy grand esfuerzo a todos los cristianos;
Por ende andan los moros alegres e lozanos.
618
Eres, dueña, de prescio mucho menoscabada,
Serás por este fecho de muchos denostada;
Cuando fuere esta cosa por el mundo sonada
Será toda esta culpa a ti luego echada.
619
Si tu con este Conde podieses ser casada,
Tenerte habian las dueñas por bienaventurada;
De todos los de España serías mucho honrada;
Nunca fíciera dueña tan buena cabalgada.
620
Si eres de sentido, esto es lo mejor;
Si tu nunca hobiste de caballero amor,
Más debes amar a este que non a emperador;
Non ha home en el mundo de sus armas mejor.
621
Despidióse el conde; con todo fué su via;
Fué para Santiago, complió su romería;
Envió la infanta esta mensajería
Con una de sus dueñas que ella mucho quería.
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