sábado, 15 de marzo de 2014

Poema de Fernán González - XIII - La batalla de Carazo

226                                           
Cuando hobo el Conde la razón acabada,                   
Con estos tales dichos su gente conortada,
Movióse de Muñó con toda su mesnada,
Fuéronse para Lara tomar otra posada.

227   
El Conde Ferrán González, cuerpo de buenas mañas,
Cabalgó en su caballo; partióse de sus compañas;
Para ir buscar al puerco metióse por las montañas,
Fallóle en un arroyo cerca de Basquebanas.

228   
Acogiósele el puerco a un fiero lugar
Do tenía su cueva e do solía albergar;
No osó el puerco en la cueva asegurar,
Fuyó a una ermita, metióse tras el altar.

229   
Era esa ermita de una yedra cercada
Porque de toda ella non parescía nada;
Tres monjes ahi vivían vida fuerte lacerada,
San Pedro había nombre esa casa sagrada.

230   
Non pudo por la peña el Conde aguijar;
Forrendo el caballo, hóbose de apear;
Por do se metió el puerco metióse por ese lugar,
Entró por la ermita, llegó fasta el altar.

231   
Cuando vió don Fernando tan honrrado lugar,
Desamparó el puerco, non lo quiso allí matar;
Señor, dijo, a quien temen los vientos e la mar,
Si yo erré en esto, débesme perdonar.

232   
A ti te manifiesto, Virgen Santa María,
Que desta santidad, señora, yo non sabía;
Por ahi facer enojo yo aqui non entraría
Sinon por dar ofrenda o por facer romería.

233   
Señor: tú me perdona e me vale e me ayuda
Contra la gente pagana que tanto es erguida;
Ampara a Castilla de la gente descreída,
Si tú non la amparas, téngola por perdida.

234   
Cuando la oración el Conde hobo acabada,
Vino a él un monje de la pobre posada;
Pelayo había nombre, vivía vida lacerada,
Saludóle e preguntóle cuál era su andada.

235   
Díjole que tras el puerco era ahi venido;
Era de su mesnada arredrado e partido;
Si por pecados fuese de Almozore sabido
Non fincaría tierra donde escapase vivo.

236   
Recudióle el monje; dijo: ruégote por Dios, amigo,
Si fuese tu mesura que hospedases conmigo,
Darte he yo pan de ordio, que non tengo de trigo;
Darte he yo del agua, que non tengo del vino;
Sabrás cómo has de facer contra el tu enemigo.

237   
El Conde Ferrán González, que se fizo su amigo,
Del monje San Pelayo rescibió su convido;
Del ermitaño santo tóvose por bien servido,
Mejor non albergara después que fué nascido.

238   
Dijo don fray Pelayo delante su señor:
Fágote, el buen Conde, de tanto sabidor
Que quiere la tu facienda guiar el Criador;
Vencerás todo el poder del moro Almozor.

239   
Farás grandes batallas en la gente descreída;
Muchas serán las gentes a quién quitarás la vida;
Cobrarás de la tierra una buena partida;
La sangre de los reyes por ti será vertida.

240   
Non quiero más decirte de toda tu andanza;
Será por todo el mundo temida la tu lanza;
Cuanto que yo te digo ténlo por aseguranza;
Dos veces serás preso, créeme sin dudanza.

241   
Antes de tercero día te verás en gran cuidado
Ca verás el tu pueblo todo muy mal espantado;
Verás un fuerte signo cual nunca vió home nado,
El más lozano dellos será muy mal desmayado.

242   
Tu confortarlos has cuanto mejor podieres;
Decirles has a todos que semejarán mujeres;
Depárterles el signo cuanto mejor podieres;
Perderán todo el miedo cuando se lo departieres.

243   
Despídete agora con lo que has oído;
Aqueste lugar pobre non lo eches en olvido;
Fallarás el tu pueblo triste e dolorido,
Faciendo lloro e llanto e dando apellido.

244   
Por lloro ni por llanto non facen ningún tuerto,
Ca piensan que eres preso e que moros te han muerto,
E que quedan sin señor e sin ningún confuerto:
Coidaban con los moros por ti salir al puerto.

245   
Mas ruégote, amigo, e pídotelo de grado:
Cuando hobieres tú, el buen Conde, el campo arrancado,
Véngate en mientes que somos convento lacerado,
E non se te olvide el pobre hospedado.

246   
Señor: tres monjes somos, asaz pobre convento,
La nuestra pobre vida non ha nin par nin cuento;
Mas si Dios non nos envía algún consolamiento
Daremos a las sierpes nuestro habitamiento.

247   
El Conde dióle respuesta como home enseñado;
Dijo: don fray Pelayo, non hayas cuidado;
Cuanto que demandastes se vos ha otorgado;
Conosceredes adonde diestes el vuestro hospedado.

248   
Si Dios aquesta lid me deja arrancar,
Quiero de todo el mío quinto a este lugar dar;
Demás, cuando muriere, aquí me mandar soterrar,
Que mejore por mi siempre aqueste lugar.

249   
Faré otra iglesia de más fuerte cimiento,
Faré dentro en ella el mi soterramiento;
Daré ahi donde vivan de monjes más de ciento
Que sirvan todos a Dios e fagan su mandamiento.

250   
Despidióse del monje alegre e muy pagado;
Vinóse para Lara el Conde aventurado;
Cuando allá llegó e le vió el su fonsado,
El lloro e el llanto en gozo fué tornado.

251   
Contó a sus varones cómo le había contido
Del monje que fallara, que yacía ascondido;
Cómo fuera su huésped e tomara su convido,
E que mejor non albergara después que fué nascido.

252   
Otro día mañana mandó mover sus gentes;
Por cada cristiano había mil descreyentes;
Los del Conde eran pocos, mas buenos combatientes,
Todos eran iguales, de un corazón ardientes.

253   
Bien se veien por ojo los moros e los cristianos,
Non es home en el mundo que asmase los paganos;
Todos venían cobiertos los oteros e los llanos,
A cristianos cuidaban prendérselos a manos.

254   
Facían grand alegría los pueblos descreídos,
Venían tañendo trompas e dando alaridos,
Daban los mal fadados atamaños roídos
Que los montes e los valles semejaban movidos.

255   
El Conde don Fernando estaba muy quejado,
Quería mover por verse con los moros en el campo,
Bien cuidaba ese día reinar ahi el pecado,
Que metió grande espanto en el pueblo cruzado.

256   
Uno de los del Conde, valiente caballero,
Natural de Entreviño, de la Puente Hitero;
Tenía un buen caballo, fermoso e ligero,
Púsore de las espuelas por encima de un otero,
Partióse la tierra con él e somióse el caballero,

256   
Estonces fueron todos desto muy espantados;
Esto que contesció fué por nuestros pecados;
Bien semeja que Dios nos ha desamparados;
Mejor seso ficiéramos si fuéramos tornados.

256b   
Bien vemos que Dios quiere a moros ayudar;
¿Cómo podremos nos contra ellos andar?
Dijo estonce el Conde...
Nin vos tal cobardía como ésta demostrar.

256c   
Lo que muestra este signo vos quiero departir;
La tierra que es tan dura vos facedes somir,
Pues ¿cuáles otras cosas a vos podrán sofrir?

256d   
E vuestros corazones veo enflaquescer,
Por esto non debides ningún miedo haber,
Ca yo aqueste día me codiciaba ver
Con Almozor en campo e en tal afrenta ser.

256e   
Después que hobo el Conde su razón acabada...

257   
Quien con él se encontraba, non íbase dél sano;
Otrosí un rico home, que decían don Velasco,

258   
Metía toda su fuerza en guardar a su señor,
Non había de su muerte pesar nin dolor;
Tolíale el gran debdo de la muerte el pavor,
Non había para buenos deste mundo mejor.

259   
Cómo todos ficieron refez, es de entender,
Tanto non fizo home con tan poco poder;
Semeja poca cosa, pesada de entender,
Trescientos caballeros tan gran pueblo vencer.

260   
Caballeros e peones firmemiente lidiaban,
Todos cuantos podían a su señor guardaban;
Cuando decía: Castilla, todos con él esforzaban;
Los moros en todo esto las espaldas tornaban.

261   
Fuélos de una lid el Conde acuitando,
Ibanse contra la tienda de Almozore acostando.

262   
Llegaron a Almozore aquestos malos roidos,
Sabiendo cómo eran sus poderes vencidos;
Eran muchos los muertos e muchos los feridos,
Había de sus reyes los mejores perdidos.

263   
Demandó su caballo por lidiar con sus manos;
Fueran ahi bienaventurados caballeros castellanos,
Muerto fuera o preso de los pueblos cristianos,
Mas non se lo aconsejaron los pueblos paganos.

264   
Por non vos detener en otras ledanías,
Fué Almozore vencido con sus caballerías;
Alli fué demostrado el poder del Mesías,
El Conde fué tenido David, e Almozore Gollias.

265   
Foía Almozore a guisa de algarivo,
Diciendo: Ay Mafomat, en mal hora en tí fío,
Non vale tres arvejas todo tu poderío.

266   
Todo el mi gran poder es muerto e cativo:
Pues ellos muertos son ¿porqué finco yo vivo?

267   
Fincaron en el campo muertos muchos gentíos,
De los que sanos eran, aína fueron vacíos.

268   
Cuando fueron vencidos esos pueblos paganos,
Fueron los vencedores los pueblos castellanos;
El Conde Ferrán González con todos los cristianos
Fueron en su alcance por cuestas e por llanos.

269   
Rendieron a Dios gracias e a Santa Maria
Porque les dejó ver atamaña maravilla;
Duróles el alcance cuanto que medio día,
Enrequescióse del alcance por siempre la pobre alcaldía,

270   
Cuando fué Almozore gran tierra alejado,
Fincó de sus haberes el campo bien poblado;
Gogieron sus haberes que Dios les había dado;
Tan grande haber fallaron que non sería contado.

271   
Fallaron en las tiendas sobejano tesoro,
Muchas copas e vasos, que eran de un fino oro;
Nunca vió atal riqueza nin cristiano nin moro,
Seríen ende abonados Alexander e Poro.

272   
Muchas ricas maletas e muchos de zurrones,
Llenos de oro e de plata, que non de piñones;
Muchas tiendas de seda e muchos tendejones,
Espadas e lorigas e muchas guarniciones.

273   
Fallaron ahi de marfil arquetas muy preciadas,
Con tantas de noblezas que non serien contadas;
Fueron para San Pedro las de aquellas dadas,
Están en su altar hoy dia asentadas.

274   
Tomaron desto todo lo que sabor hobieron,
Más quedaron ahi de dos partes, que llevar non podieron;
Pero las armas que fallaron, dejar non las quisieron,
Con toda su ganancia a San Pedro venieron.

275   
Cuando fueron ahí llegados, a Dios gracias rendieron,
Todos, chicos e grandes, su oración ficieron;
Todos por una boca Deo gratias dijeron;
Cada uno sus joyas al altar las ofrecieron.

276   
De toda su ganancia que Dios les había dado
Mandó tomar el quinto el Conde aventurado;
Cualquier cosa que dello le copo, hóbolo bien comprado,
Mandólo dar al monje que le diera el hospedado.

277   
El conde e sus gentes e todos los cruzados
A la cibdat de Burgos fueron todos ahí llegados;
Folgaron e dormieron, que eran muy cansados;
Demandaron maestros para sanar los llagados.
Destos que eran ahí muy mal golpados.