jueves, 12 de septiembre de 2013

Poema de Fernán González - XIX - La batalla de Hacinas

416                                            
Cuando hobo don Fernando todo esto oido,                    
El varón don Millán a los cielos fué ido;
Fué luego de la ermita el buen Conde espedido,
Tornóse a Piedrafita, donde él fuera salido.

417    
Cuando llegó el Conde a su buena compaña,
Fabláronle sus vasallos todos con fuerte saña;
Maltraíanle tanto, que era por gran fazaña.

418    
Como estaban malincónicos e con gran despecho
De chicos e de grandes, de todos fué maltrecho;
Faces, dijeron al Conde, sin ninguna guisa mal fecho;
Si algún yerro grande tomamos, será muy gran derecho.

419    
Así como ladrón andas, de estos que andan a furtar,
Asi sólo señero te amas a apartar;
Cuando nosotros te buscamos, non te podemos fallar,
Habremos solo por aquesto algún grande yerro tomar.

420    
Porque tanto te sofrimos, por ende somos peores;
Pedímoste por merced que non nos fagas traidores,
Ca non lo fueron nunca nuestros antecesores,
Nin hobo en el mundo más leales señores.

421    
Cuando a toda su guisa le hobieron maltraido,
Díjoles don Fernando: por Dios, sea oído;
De cuanto que yo fice non soy arrepentido,
Non me debedes tener ansina por tan fallido.

422    
Fui yo a la ermita por mio amigo ver,
Por haber yo e él ambos a dos placer;
Cuando fui allá llegado dernandé dél saber,
Dijéronme por nuevas que era en ajeno poder.

423    
Sope yo cómo era mi amigo finado,
Mostráronme el logar donde yacíe soterrado;
Rogué a Jesucristo que si él fizo algún pecado
Por la su gran mesura que le sea perdonado.

424    
Entrante de la puerta alli fice mi oración
Atal cual Dios me dió seso e me metió en corazón;
Vino a mi el monje como en visión,
Despierta, dijo, amigo, que hora es e sazón.

425    
Díjomelo en sueños e non lo quise creer;
Desperté e non pude ninguna cosa ver;
Oí una gran voz del cielo descender,
Voz era de los santos, según mi entender.

426    
Esta es la razón que la voz me decía:
Conde Fernán González, liévate e ve tu vía,
Todo el poder del Africa e de la Andalucía
Vencerlo has en el campo deste tercero dia.

427    
Díjorne que mal facía por tanto que tardaba
A aquel rey de los reyes, por cuyo amor lidiaba;
Que fuese e que non tardase contra la gente pagana,
Que ¿porqué habia miedo pues que él me ayudaba?

428    
Otras cosas me dijo que me quiero callar,
Que sería gran alonganza de todo lo contar;
Mas haberlo hedes todo aína de probar,
Fasta que lo probedes habermelo he de callar.

429    
En aquella ermita fui yo bien aconsejado
Del monje fray Pelayo, siervo de Dios amado,
Que por el su consejo Almozorre fué arrancado;
Fuile a buscar agora e falléle soterrado.

430    
Basta que lo sepades, como yo lo fuy a saber,
Por ende non me debedes por fallido tener;
Aguardar vos quería a todo mi poder,
E por mengua de mi en yerro non caer.

431    
De Dios e de los homes menester nos ha consejo,
Sinon los afincamos, fernos han mal trebejo.

432    
Traíe el rey Alejandre muy gran pueblo sobejo,
Eso mismo el rey Almozorre fuerte pueblo morejo,
Mas nunca en la su vida ayuntó tal consejo.

433    
Mil hay para uno, esto bien lo sabemos;
Dicho es que ha menester que qué consejo tomemos,
Magüer fuir queramos facerlo non podemos;
Asi como los peces enredados, ansi yacemos.

434    
Aragón e Navarra e todos los pitavinos
Si en queja nos vieren non nos serán padrinos,
Non nos darían salida por ningunos caminos,
Mal nos quieren de muerte todos nuestros vecinos.

435    
Si nos por mal pecado fuéremos arrancados,
Los nuestros enemigos serán de nos vengados;
Seremos nos cativos, fambrientos e lacerados,
Serán los nuestros fijos de moros antenados.

436    
Los fijos e las fijas, que nos tanto queremos,
Verlos hemos llevar cativos, valer non los podremos;
Do nos mandaren ir, por fuerza allá iremos,
A nuestros fijos e fijas jamás nunca los veremos.

437    
Es desamparado de todo bien el cabtivo,
Mas dice muchas veces que non querria ser vivo;
Dice: Señor del mundo ¿porqué me eres esquivo,
Que me faces vivir lacerado e mestivo?

438    
Ligera cosa es la muerte de pasar,
Muerte de cada dia muy mala es de endurar;
Sofrir tanto lacerio e ver tanto pesar,
Ver los sus enemigos lo suyo heredar.

439    
Contesce eso mismo con la gente renegada:
Heredan nuestra tierra e tiénenla forzada;
Mas mudarse ha la rueda que está trastornada,
Serán ellos vencidos; la fé de Cristo honrada.

440    
Non es dicha fortuna por ser siempre en un estado,
De uno ser siempre rico e otro ser menguado;
Cambia estas dos cosas la fortuna priado:
Al pobre face rico e al rico menguado.

441    
Quiere facer las cosas asi el Criador,
De dar e de quitar él es el facedor;
Por entender que él es sobre todos el mejor,
El que suele ser vencido será el vencedor.

442    
A tal Señor como aqueste debemos nos rogar
Por la su gran mesura nos quiera ayudar;
Que en él nos está todo, caer e levantar,
Ca sin él non podemos ninguna cosa acabar.

443    
Amigos: lo que digo bien entender debedes,
Si fuéremos vencidos ¿qué consejo tomaredes?
Moriredes como malos, la tierra perderedes;
Si esta vez caedes, nunca vos levantaredes.

444    
De mi mismo vos digo lo que coido yo facer:
Nin preso nin cabtivo non me dejaré ser
Magüer ellos a vida me quieran prender:
Matarme he yo antes que nunca ser en su poder.

445    
Todo aquel que de vosotros a prisión se les diere
E con miedo de la muerte del campo saliere,
Quede por alevoso el que tal fecho ficiere;
Con Judas en el infierno yagua cuando moriere.

446    
Cuando esto oyó el su pueblo cruzado,
Todos por una boca fablaron muy priado:
Señor: lo que tu dices sea a nos otorgado,
El que fuyere de nos yagua con Judas abrazado.

447    
E cuando hobo el Conde dichas estas razones,
Antes teníen todos endurecidos los corazones,
Fueron todos confortados, caballeros e peones,
Mandó cómo ficiesen esos grandes varones.